Tres meses después del asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, su esposa, María Claudia Tarazona, revela el desgarrador momento en que recibió la noticia de su fallecimiento, dejando al descubierto el profundo dolor de una familia y el impacto en el país.

El magnicidio de Miguel Uribe Turbay, ocurrido en junio durante un acto político en Fontibón, Bogotá, conmocionó al país. El exsenador, tras un atentado perpetrado en medio de una multitud, permaneció más de dos meses luchando por su vida en la Clínica Santa Fe, antes de sucumbir a sus heridas. Su muerte, atribuida a un menor de edad que actuó como sicario, encendió un debate nacional sobre la violencia y la inseguridad.

María Claudia Tarazona, en una emotiva entrevista con RCN Televisión, describió la madrugada en que se enteró del deceso. Recordó estar acostada con sus cuatro hijos, quienes, desde el atentado, habían dormido juntos. La familia, en un intento por protegerla, demoró la noticia; finalmente, la esposa se enteró al observar a su hija con el teléfono, comprendiendo la fatalidad.

"Mis hijas se desesperaron, se pusieron como locas, de una manera que no quieres ver a un ser humano sufrir así. Yo, parada, sosteniendo a mis cuatro hijos. Me fui para la clínica, entré a ver a Miguel y lo vi muerto… aún estaba caliente su cuerpo", relató Tarazona con profundo dolor. Este testimonio crudo evidencia el impacto emocional devastador del crimen en la familia.

El asesinato de Uribe Turbay plantea interrogantes cruciales sobre las fallas en la seguridad ciudadana y la impunidad que permite la proliferación de la violencia armada en Colombia. El clamor por justicia de la familia Tarazona se une al de la sociedad, exigiendo medidas efectivas para prevenir futuros actos de violencia y garantizar la seguridad de los líderes políticos y ciudadanos. La tragedia deja una profunda herida en el tejido social, demandando un análisis profundo y soluciones integrales.