domingo, 1 junio 2025
Por: Ulpiano Manrique Plata
Cuando el polvo del olvido amenaza con cubrir las huellas del bien, la memoria del pueblo florece. Así vive entre nosotros Luis Alberto Díaz Méndez, quien junto al ingeniero Jaime Arturo Mejía Bonilla, sembró con manos firmes y corazón generoso la esperanza de un hogar para quienes no tenían más que el sueño de un techo. En barrios nacidos del esfuerzo común, donde el alba se levantó sobre terrenos baldíos, florecieron casas dignas, construidas no solo con ladrillo, sino con solidaridad, unión y fe. Hoy queremos repicar su ejemplo por cada rincón de la ciudad de Neiva donde su paso dejó luz, para que las nuevas generaciones sepan que hubo hombres que, sin buscar gloria, dieron futuro. Que nunca se borren sus nombres de la historia urbana del Oriente de Neiva, ni del corazón agradecido de quienes, gracias a ellos, tienen un lugar al que llaman hogar.
Luis Alberto Díaz Méndez nació en el municipio de Garzón, Huila y falleció en la capital de la república, (1950 - 2007) en el seno de una familia profundamente cristiana y trabajadora. Desde temprana edad se trasladó con sus padres a la ciudad de Neiva, su señora madre Susana Méndez y don Víctor Feliz Díaz Silva QPD, empresarios emprendedores, establecieron la reconocida Fábrica de Baldosines La Estrella.
Creció en un ambiente familiar impregnado de valores cristianos al lado de sus dos hermanas Olga QPD y Amparito, marcado por el amor y la devoción religiosa. Su padre asistía sin falta a la misa de nueve de la mañana en la Catedral de Neiva, tradición que influenció profundamente la vida espiritual de Luis Alberto.
Cursó sus estudios de bachillerato en el Colegio Salesiano San Medardo de Neiva, donde fue considerado uno de los mejores alumnos. La comunidad salesiana, en especial los sacerdotes Rosas y Escobar, lo apreciaban por su disciplina, compromiso y, especialmente, por su habilidad para interpretar la Biblia, su libro favorito. Desde joven fue un gran lector, dueño de una de las bibliotecas personales más completas de su época.
Posteriormente, viajó a Bogotá para realizar sus estudios universitarios en la Universidad Externado de Colombia, donde obtuvo el título de abogado. A su regreso al Huila, inició su carrera en el servicio público como juez promiscuo municipal del municipio de Gigante. Más adelante fue elegido Contralor Municipal de Neiva, cargo que desempeñó con responsabilidad y honestidad.
Finalizado su periodo como contralor, orientó su vida profesional hacia el trabajo comunitario, especialmente con las poblaciones más vulnerables. Consciente del grave déficit de vivienda en la ciudad, organizó junto con familias de bajos recursos y el acompañamiento del exparlamentario Jorge Eliseo Cabrera Caicedo el primer comité de vivienda “Misael Pastrana Borrero” por autoconstrucción en el oriente de Neiva, lo que dio origen a la urbanización del sector conocido inicialmente como El Chaparro, hoy con más desarrollo urbanístico de la ciudad.
La experiencia fue tan significativa que impulsó la creación de un segundo comité, al que denominó “Once de Noviembre”, con el mismo objetivo de gestionar vivienda digna para las familias más necesitadas. Para apoyar estas iniciativas, desempeñó diversos cargos públicos: fue secretario de Educación Departamental, concejal de Neiva, diputado a la Asamblea del Huila, más adelante fue elegido segundo alcalde de Neiva por elección popular.
Durante su administración como alcalde, lideró una ambiciosa agenda de desarrollo urbano y social para la ciudad de Neiva. Mejoró la infraestructura vial, amplió los sistemas de acueducto, alcantarillado y electrificación, y consolidó la Comuna 10 como una de las zonas más aptas para el desarrollo de proyectos habitacionales. Gracias a su gestión, se ampliaron los servicios públicos y se fundaron barrios como el “Víctor Feliz Díaz”, en honor a su padre.
Luis Alberto no contaba con grandes riquezas; vivía modestamente de su profesión como abogado litigante. Fue un hombre ejemplar, íntegro, devoto, excelente padre y esposo, cuya vida estuvo marcada por los principios del evangelio y el servicio a los demás. En Navidad, acostumbraba a visitar los asentamientos subnormales, donde rezaba la novena de aguinaldos con las comunidades y compartía regalos con los niños y niñas, reflejando su espíritu solidario y su vocación cristiana.
Incluso después de su periodo como alcalde, continuó su labor como gestor social, acompañado por un equipo interdisciplinario de profesionales, entre ellos los recordados ingenieros civiles: Jaime Arturo Mejía Bonilla, Jaime Cediel y líderes comunitarios del oriente de Neiva QPD. Juntos siguieron trabajando para reducir el déficit habitacional y mejorar la calidad de vida de miles de familias.
Luis Alberto Díaz Méndez dejó un legado invaluable: el ejemplo de una vida guiada por la fe, el trabajo honesto y el compromiso con la justicia social. Su obra permanece viva en las comunidades que ayudó a transformar y en las generaciones que siguen creyendo en un liderazgo al servicio del bien común. Muchas gracias Buen día.
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