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Opinión

domingo, 18 mayo 2025

LA FARSA DE LA DEMOCRACIA

Por: Admin

Abraham Lincoln, en su  discurso pronunciado  en el cementerio de Gettysburg en 1863 afirmó que la democracia es el “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, que describe  un gobierno que debe provenir del pueblo, y ejercido por representantes del pueblo buscando el bienestar del pueblo, que  es la misma esencia de la democracia, donde el pueblo tiene el poder y los gobernantes tienen que estar al servicio de la sociedad. Por eso, con todos los vicios, el Pepe Mujica ícono limpio del progresismo afirmara: “que la mejor porquería que hemos podido inventar es la Democracia”, citando a  Winston Churchill.

Pues bien:  una vez el Senado  abortó la Consulta Popular para impedir el pronunciamiento del pueblo  en una bochornosa sesión denunciada como fraudulenta y orquestada por su  presidente, Efraín Cepeda, auténtico fósil inútil y contaminado del ejercicio parlamentario, quedó confirmado lo que tantas veces he sostenido en esta columna, de que el pueblo es soberano en el papel del artículo 3 de la Constitución, porque  se encuentra  secuestrado por un Congreso que apesta,  que está muy lejos de representarlo y  que no puede pronunciarse en las urnas porque tiene que pedirle permiso a su  subalterno contaminado, donde  sus integrantes  solo se representan a sí mismos para sus torcidos fines  con contadas excepciones, y   donde la  democracia  ni siquiera alcanza a ser una porquería como lo dijera el Pepe Mujica.

Y es que: cómo nos podemos llamar siquiera una democracia de porquería, cuando el constituyente primario, o sea el pueblo soberano, tiene que pedirle permiso al constituyente secundario de cloaca integrado por auténticos traidores del pueblo,  cuando impiden que el mismo pueblo se pueda pronunciar para hacer reformas en su beneficio; comunicando que  las vías institucionales están cerradas para su pronunciamiento, y solo es soberano para aguantar  la miseria,  la violencia y la corrupción  en que lo ha sumido el congreso de farsantes que dice representarlo.

Porque ahora resulta que convocar al pueblo es un despilfarro,  como lo sostuvo la oposición de jauría, afirmando además  la inefable senadora Paloma Valencia, que era necesario hundir la consulta porque “afectaría terriblemente a la democracia en Colombia”. Qué  bellaquería: cuando la democracia es el pronunciamiento del mismo pueblo. Solo queda revocar este Congreso infectado  en las próximas elecciones con el masivo pronunciamiento del pueblo que se le impidió hacer en la consulta popular.

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