domingo, 20 julio 2025
Por: Ricardo Perdomo Pinzón
Ayer se celebró en el salón rojo del Hotel Tequendama en la ciudad de Bogotá D.C., la convención nacional del Pacto Histórico, para presentar los acuerdos de creación del partido y los protocolos y procedimientos para la selección de candidatos a la presidencia de la república, senado y cámara de representantes.
La convención fue el escenario para que las personas que quieren fungir como precandidatos presidenciales hicieran sus manifestaciones de participar en la contienda, a través de la consulta popular. El evento hay que mirarlo más allá de las emociones que produce un encuentro – Show, de supuesta “identidad” frente a la causa política, liderada por Gustavo Petro Urrego, y si la participación de dicho evento, refleja el verdadero sentir del líder. El evento fue organizado por los partidos de izquierda que forman parte de lo que el candidato presidencial de entonces, Gustavo Petro, denominó en las pasadas elecciones, como pacto histórico.
Esos partidos que integran el pacto histórico, tuvieron la curia y el cuidado extremo, de que ese evento no fuera democrático y participativo como lo ha pedido y pide el presidente de la república; pues a esa tal convención solo tuvieron cabida sus militantes, dejando por fuera a la más de ocho millones de colombianos que elegimos a Petro como presidente del cambio que añoramos todos sin excepción alguna. Los partidos del pacto histórico, no pueden perder de vista estas cifras: El Pacto Histórico obtuvo un poco más de dos millones ochocientos mil votos, para el congreso de la república, sumados toditos; con el apoyo de militantes de esos partidos políticos y sectores de liberales y conservadores progresistas, organizaciones sociales sin militancia política y ciudadanos libres en general, que en la contienda presidencial, nos multiplicamos hasta llegar amas de once millones de seguidores de la causa Petrina, que finalmente lo elegimos presidente de la república.
La pomposa convención del pacto; dolorosamente hay que reconocerlo, fue un evento disfrazado de democracia y unidad, utilizado por esos partidos, que prevalidos de su personería jurídica y capacidad legal para otorgar avales, decidieron motu propio, que esos ocho millones y medio de colombianos que fue la fuerza determinante para elegir a Petro, no podíamos ser invitados a la convención, para presentar en sociedad los acuerdos y el nuevo partido. La cosa es tan excluyente que a la hoy precandidata ganadora Carolina Corcho, que discutió y peleo a brazo partido en la configuración de los acuerdos de “unidad” cacareados en la convención, solo le pusieron a su disposición 6 invitaciones para que seguidores y líderes de su campaña, pudieran asistir a la convención. Nada más miope y excluyente. Desde esta columna de opinión me declaro en rebeldía contra esa clase de procedimientos practicados por esos partidos, en nombre del cambio, la participación y la democracia.
El mensaje del presidente Petro, a los convencionistas, no puede ser más elocuente: “…..No olvidar que el Pacto Histórico debe ayudar a la conformación del gran Frente Amplio que profundice la democracia en Colombia. No olvidar que el Pacto Histórico no es solo una unidad política, sino una gran alianza con los movimientos sociales y regionales. No olvidar que el Pacto Histórico mira la vereda y el barrio, y mira el mundo y al humanidad. No olvidar que el objetivo del Pacto Histórico es el bien del pueblo y no el interés particular de sus dirigentes……..”
Interpreto que el desarrollo del evento terminó siendo una medición de fuerzas de los partidos para ver la empatía y apoyo de los participantes, a los líderes que tomaron la palabra para que anunciaran su aspiración. La gran sorpresa la dio Carolina Corcho, quien entró como Policarpa Salavarrieta y el valor de la Gaitana, tumbando la puerta, anunciando con bríos y jerarquía, su aspiración presidencial; despertando la ovación y el respaldo mayoritario de los asistentes, a su candidatura, que muy seguramente la darán como ganadora de la consulta popular, con el apoyo de organizaciones sociales de todo el territorio nacional, ciudadanos libres y de todos los partidos, que están jugados con su candidatura. Su discurso fue firme, con conocimiento de Estado, templanza, compromiso de clase y por sobre todo, en coincidencia plena de los principios y postulados que pregona el líder natural de nuestra causa, el presidente Gustavo Petro Urrego.
La presencia de Carolina Corcho en el certamen electoral de las próximas elecciones, tendrá a una candidata de primer orden, y desde ya, los medios de comunicación del establecimiento que estaban interesados estratégicamente en invisibilizarla e inflando a otro; se tendrán que poner a tono con la aceptación y apoyo mayoritario del pueblo colombiano, por la figura y candidatura de Carolina Corcho Mejía, a quien acompañaré con fervor pleno en su aspiración presidencial, en los dos escenarios políticos en donde se debatirá y definirá, en manos de quien quedaran las banderas, la causa y el legado de Gustavo Petro. Carolina Corcho, es la mujer indicada para este menester de vida nacional, y quien dicho sea de paso, será la figura obligada en los próximos meses de legislatura que se instala hoy 20 de julio, con el debate y tramite de la reforma a la salud; campo y proyecto vital, que Carolina Corcho conoce y domina como nadie, y más que cualquiera de sus contendores. Para quienes concebimos la idea y la necesidad del cambio real añorado por millones de colombianos, la cosa esta muy clara: En la consulta popular del pacto histórico, tenemos que votar por Carolina Corcho, para que sea la candidata del pacto, quien librará la batalla con aquellos que participen como candidatos en el frente amplio; y como quiera que la disputa real, será entre Carolina Corcho y Roy Barreras, desde ya es fácil colegir, que es Carolina Corcho, quien representa a plenitud las banderas y el legado de nuestro líder supremo.
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