domingo, 20 julio 2025
Por: Admin
A raíz de la terminación del juicio al expresidente Álvaro Uribe por los presuntos delitos de soborno a testigos y fraude procesal, quedando pendiente el fallo que lo condene o absuelva, los integrantes del Centro Democrático y sus partidarios han salido todos a una a anticipar su absolución -en lo cual están en todo su derecho-, afirmando sin conocer a fondo el expediente, que si es condenado es porque se trata de una conspiración judicial y política en su contra para un expresidente que gobernó exitosamente y nunca ha cometido delitos y ni siquiera faltas éticas, ni jamás ha mentido como el mismo Uribe lo sostuvo en su defensa frente a la juez, pidiendo que lo absolvieran porque se le había causado con el largo proceso a punto de prescribir, un daño moral y electoral muy grande.
Que sus partidarios de toda laya salgan a cantar delanteramente su absolución, están en todo su derecho como se ha dicho, pero lo que resulta perverso e inadmisible es que también se descalifique con bellaquería a la Justicia como lo ha hecho la senadora Paloma Valencia estigmatizándola peligrosamente en grado sumo, al sostener que si la juez Sandra Liliana Heredia condena a su jefe político es porque es antiuribista y por su ideología política -cómo la supo-, condenándola en este violento país también en forma anticipada por prevaricadora, y por supuesto a las retaliaciones sangrientas producto del odio político que engendra asesinos, como que somos campeones mundiales en matanza de líderes políticos y se exterminó todo un partido como ocurrió con la UP, solo por sus convicciones políticas.
Y a lo anterior se agrega el incendiario y mendaz argumento que ha regado el mismo procesado Uribe al mezclar el atentado a Miguel Uribe Turbay como candidato de oposición con su juicio, y su manipulación por el gobierno de Petro y el senador Cepeda, lo cual no es más que una perfidia, como que el proceso penal en su contra se inició desde el 2018 por copias que compulsara la misma Corte Suprema de Justicia, que ratifica el miserable tósigo a la justicia, comunicando que si lo condenan no es por las pruebas en su contra, sino por la ideología política de la juez Heredia y por ser antiuribista como lo ha vociferado la senadora Valencia, poniendo en peligro su propia vida por el letal odio político.
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