Fecha de publicación: 2024-03-18 16:46:34
La comunidad de Pitalito se podrá poner al día en las obligaciones tributarias del predial y de industria y comercio sin intereses
2024-03-18 16:46:34
Han sido necesarias las reiteradas guerras, los abusos y la violencia de todo tipo y las más recientes comisiones de la verdad, instauradas en diferentes países, para que se haya empezado a pensar y estudiar el Perdón y la Reconciliación, como elementos que pueden ayudarnos a vivir mejor. Nelson Mandela dijo que no hay futuro sin perdón y reconciliación , y no se equivocó, porque hoy sabemos que la construcción de la paz será resultado de éstos, pero sin olvidar que hay otro ingrediente de suma importancia y es la Verdad. Nadie niega que desigualdad y la violencia es fuente de odios y resentimientos, en especial cuando los nadies viven por debajo de la línea de pobreza y no tienen satisfechas sus necesidades básicas y son considerados como objetos sin derechos y así, son tratados por el gobierno.
Conocemos de muchos estudios y reflexiones sobre la guerra, la agresión y la violencia y sus traumas y consecuencias psicológicas y sociales, pero sobre el perdón y la reconciliación casi nada. Es indispensable tener presente que, como casi todo lo valioso, la paz se aprende, se ejercita y requiere de disciplina y esfuerzo. No se impone por la fuerza. Y para poder llegar a ella, se enfatiza el valor del Perdón y la Reconciliación, como importantes métodos para resolver la violencia. Desafortunadamente, poca gente las tiene en cuenta y no son consideradas como una prioridad en la construcción de la paz. Haríamos bien en recordar la frase del padre Leonel Narvaez: Si la paz es la democracia en su forma más pura, la democracia es el logro de pactos estables fundamentados en el ejercicio del Perdón ,.
Esta Semana Santa, que acaba de terminar, volvimos a repetir el Evangelio: reconcíliate primero con tu hermano , (Mateo 5, 20) y que luego se practicara en el cristianismo primitivo, algo que ha sido olvidado por la Iglesia y ahora constituye una práctica realizada sólo con Dios, en algunos casos a través del sacerdote en el sacramento de la confesión. Se ha separado al ofensor y al ofendido, nos reconciliamos con Dios, pero no le pedimos perdón al ofendido. No existe un Perdón social, con el vecino, con la sociedad. No perdonar nos lleva por caminos poco sanos. Cuando acumulamos y no procesamos pensamientos negativos, se terminan por convertir en sentimientos del mismo tipo y homogenizamos a los otros, los deshumanizamos y al final los satanizamos. Tal como se ve en el debate politico de todos los días.
Algo tan elemental y necesario, ha sido trivializado por los medios de comunicación y la derecha colombiana, cuando Gustavo Petro, aspirante presidencial por el Pacto Histórico detalló que sin perdón no hay reconciliación en la sociedad. El perdón social es social. Si el país ha vivido décadas de violencia, la única manera de saldar las heridas es a partir de un inmenso perdón global. El perdón social es un proceso histórico que implica justicia reparativa y verdad ,, escribió Petro. De una, periodistas y políticos de derecha afirmaron que la propuesta de Petro implicaba que, en caso de llegar a la Presidencia, el senador otorgaría una amnistía a quienes incurrieron en delitos de corrupción, lo cual fue desmentido por el aspirante, quien afirmó que, en realidad, implicaba que todos los corruptos vayan a la cárcel sin excepción y que paguen sus penas .
Porque al decir social, se entiende, que no se trata de perdonar al Ñ,oño o a los Moreno, se trata de cómo nos perdonamos entre todos y todas como sociedad, en cada territorio concreto para no seguirnos matando los unos a los otros. Para cesar definitivamente la violencia. Así de sencillo, incluso, para eso se firmo un tratado de paz. Y con algo asi de sencillo, la derecha destapo su condicion, su burda esencia, una trilogía del horror que implica, un gusto por la eliminación: una estética de lo atroz, donde se sienten a gusto y placer con la muerte o desaparición física o simbólica de la otredad. Una É,tica de la barbarie, donde se justifica moralmente la negación del conflicto armado y su consecuente crisis humanitaria e institucional y se niega la condición de víctima. Y por último, un cinismo colectivo que se constituye como correlato moral de la impunidad, que logra instalar en la memoria social un mecanismo de ocultamiento sistemático de la verdad ,. ( E. Barrero) Esa es la mezquindad, con la cual muchos dicen, yo me se identiFICO.
