El camino hasta Santiago: Día 4
Diario mochilero de una travesía por tierra desde Neiva (Huila, Colombia) hasta la capital de Chile
Por: César Useche / Especial para Opanoticias.com
En poco tiempo, en el último lustro, los colombianos han llegado a ser el segundo grupo migrante en Chile: del total de inmigrantes colombianos, el 86,8% llegó al país en los últimos cinco años, según una fuente académica. El Departamento de Extranjería de Chile, cifra en 146.582 el número de colombianos en 2019. Y la cuenta sigue en aumento.
El municipio de Lago Agrio es una ciudad pequeña, calurosa y húmeda, un clima parecido al de Florencia (Caquetá). Hay buen servicio de transporte terrestre en buses cómodos para ir en cualquier dirección del Ecuador.
Permanecimos dos días y una noche, esa en la que acampamos dentro del Terminal de Transportes. Como en todo lugar hay gente amable y gente antipática. Pero, uno sí siente cierto distanciamiento o celo, no sé cómo llamarlo, con los extranjeros, al punto que algunos son de verdad huraños, no contestan un saludo y menos dan información.
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Un punto a destacar en Lago Agrio es la ayuda que nos proporcionó ACNUR. Tiene una oficina dentro de la terminal que registra los migrantes. Nos dieron una tarjeta digital con la cual se pueden comprar hasta 25 dólares única y exclusivamente en alimentos en ciertos almacenes de cadena, los Kia. También nos dijeron que en el centro de acogida de la Pastoral Social podíamos tomar una ducha. Y eso hicimos.
Dejamos Lago Agrio la noche del 5 de enero con rumbo a la capital, Quito. Un conductor propietario de un bus de la Empresa Putumayo, aceptó traernos los enlatados, conservas y queso que nos quedaban. Además necesitamos aliviar el peso de los morrales. Ordinariamente, el pasaje cuesta 13 dólares por persona. Y abrían quizás unos 20 dólares en los alimentos que recibió a cambio, y con bastante amabilidad nos ayudó.
Partimos a las 8:45 de la noche del 5 de enero y llegamos a las 5:45 de la madrugada del 6. La carretera está bien la mayor parte.
El terminal terrestre de Quito me pareció guay, salvo que no tiene un lugar para que los viajeros carguen de energía sus móviles. Y nadie te hace el favor.
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Preguntamos en qué dirección se iba al centro de Quito y abandonamos la terminal. Caminamos por la avenida Simón Bolívar. Como a 1500 metros nos encontramos con el parque metropolitano Las Cuadras, un lugar muy guay, grandes árboles andinos y senderos pavimentados. Un buen número de personas de todas las edades y condiciones llega a hacer deporte. Hay unos puestos de venta que ofrecen jugos saludables, frutas y aguas aromáticas calientes muy sabrosas con sábila. Así desayunamos. Nos permitieron cargar los celus, y además conectarnos a internet usando una señal pública bastante buena, a diferencia de Neiva, que dice tener zonas de acceso que son un cuento chino, una mentira.
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