Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

El exjefe de la CICIG, Iván Velásquez, denuncia una nueva ofensiva judicial desde Guatemala, tras una solicitud de alerta roja de Interpol. El gobierno colombiano rechaza la medida.

Iván Velásquez, embajador de Colombia ante el Vaticano y exjefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), enfrenta una orden de captura guatemalteca. Esta acción, considerada por muchos como una represalia por su lucha contra la corrupción, ha generado fuertes tensiones entre Colombia y Guatemala.

La Sala Tercera de la Corte de Apelaciones de Guatemala emitió la orden de captura contra Velásquez, junto a la fiscal general colombiana, Luz Adriana Camargo, y otros exfuncionarios. El embajador denunció la medida a través de su cuenta de X, calificándola como una persecución impulsada por la fiscal general guatemalteca, considerada corrupta por Estados Unidos y sancionada por la Unión Europea. Velásquez afirma que esta acción es una continuación de la persecución iniciada hace una década contra él y otros que lucharon contra la impunidad en Guatemala.

En sus declaraciones, Velásquez manifestó: “La corrupta fiscal general guatemalteca y su fiscal Curruchiche extienden su persecución contra Luz Adriana Camargo y contra mí”. Sus palabras reflejan la preocupación por la continuidad de las acciones contra quienes combatieron la corrupción durante su gestión en la CICIG. La inmunidad diplomática de los funcionarios colombianos involucrados impide la aplicación de la orden de captura.

La orden de captura contra Velásquez es vista como un intento de silenciar a quienes se enfrentaron al sistema corrupto guatemalteco. La histórica lucha contra la corrupción liderada por Velásquez en la CICIG, que logró 101 sentencias y judicializó 11 casos nuevos entre 2007 y 2019, ahora parece tener un costo personal. Las consecuencias de esta acción podrían intensificar la polarización política en Guatemala y generar tensiones diplomáticas entre Colombia y Guatemala.