jueves, 15 mayo 2025
Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera
El 8 de octubre, en el barrio Las Ferias de Engativá, Bogotá, dos niños fueron asesinados, desatando conmoción y dolor en la comunidad.
El suceso ocurrió en una vivienda del barrio Las Ferias, donde los cuerpos de Susan Camila, de 7 años, y Santi Esteban, de 4 años, fueron encontrados sin vida. La policía acudió al lugar tras recibir una llamada de emergencia en horas de la tarde, encontrando una escena que ha conmocionado a toda la ciudad.
Los niños eran hermanos y vivían con sus padres. Darwin Beltrán, el padre, ha sido detenido como principal sospechoso. En una reciente declaración, Beltrán insistió en su inocencia, alegando que se encontraba en el trabajo en el momento de los hechos. La comunidad y los medios han seguido de cerca sus declaraciones, buscando entender qué pudo haber ocurrido.
Según informes preliminares de la investigación, no había signos de entrada forzada en la casa. Esto, junto con la ausencia de testigos externos, complica el panorama y centra la atención en el entorno familiar inmediato. La policía continúa recopilando evidencias y testimonios que puedan esclarecer la secuencia de eventos que llevó a esta tragedia.
Este caso ha reavivado el debate sobre la seguridad infantil y la violencia intrafamiliar en Colombia. La muerte de Susan y Santi no solo es una pérdida para su familia, sino un duro recordatorio de que la protección de los niños debe ser una prioridad en cualquier agenda social y política. La sociedad bogotana y las autoridades deben reflexionar profundamente sobre cómo prevenir que tragedias como esta se repitan.
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