Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

Las fuertes lluvias en el Huila han dejado una estela de destrucción, afectando a 2702 personas y causando tres muertes. 431 emergencias en 37 municipios ponen en relieve la vulnerabilidad del departamento.

El crudo invierno que azota al Huila ha dejado cifras alarmantes: 2702 damnificados, tres fallecidos y más de 400 emergencias reportadas. Este panorama de afectaciones, según el reporte más reciente de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, exige una respuesta inmediata y una profunda reflexión sobre la gestión del riesgo en la región. La situación exige una acción coordinada entre las entidades gubernamentales y la comunidad.


Las víctimas mortales se registran en Suaza y La Plata. Además, 18 personas resultaron heridas en diferentes municipios, producto de eventos como la caída de árboles y deslizamientos. "La situación es crítica", afirmó un vocero de la Defensa Civil, "requerimos más recursos para atender a la población afectada". Se reportan 542 familias afectadas y más de 470 viviendas dañadas, entre urbanas y rurales.

Las 431 situaciones de emergencia incluyeron deslizamientos, crecientes súbitas, caída de árboles y otros eventos meteorológicos. Las intensas lluvias saturaron los suelos, provocando numerosos deslizamientos que afectaron vías y viviendas. La infraestructura educativa también sufrió daños considerables, con cinco instituciones dañadas y 17 más afectadas. La destrucción de dos puentes vehiculares en Neiva y Pitalito agrava la situación, dificultando la ayuda humanitaria.

El impacto del invierno ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de implementar medidas de prevención y mitigación de riesgos en el Huila. Es vital invertir en infraestructura resiliente, fortalecer los sistemas de alerta temprana y promover la educación comunitaria en gestión del riesgo. La concentración de emergencias en municipios como Pitalito, Algeciras y Tello exige una atención prioritaria y la implementación de planes de acción específicos para cada zona vulnerable. La reconstrucción y la prevención futura requieren una inversión significativa y un trabajo conjunto entre el gobierno regional, las autoridades locales y la población.