Las noticias, imágenes e historias que nos llegan de Venezuela y otras latitudes del mundo, de millones de Venezolanos pidiendo el respeto por la decisión democrática del pueblo, que electoralmente triunfante, ha decidido ponerle fin a la dictadura de Nicolás Maduro, no es de poca monta.

 

Desde mi óptica de liberal progresista, y con el debido respeto de las personas de izquierda, que en análisis realizados más con el corazón de su ideología, que de la realidad política y social de nuestro país hermano; se empeñan en desvirtuar por las redes sociales, el triunfo de la oposición y las razones del pueblo venezolano, para decir: ¡Basta   ya Nicolás!; nos cansamos de su forma de gobierno, corrupción, pobreza, falta de libertad  y  negación de la democracia. El concepto de Democracia y Estado Social de Derecho, en una dictadura como la de éste mediocre fanfarrón, es una quimera, que solo cabe en la cabeza de quienes piensan con el deseo, contaminados  de narrativas que hoy ya no tienen vigencia.

Si bien es cierto, hay evidencias preocupantes del deterioro del concepto de democracia y los fundamentos del contrato social en diversas sociedades y partes del mundo; ello no quiere decir que el ser humano, en cualesquiera que sean sus circunstancias y consecuencias, no esté dispuesto a dar la batalla por un cambio de tercio, de todo aquello que le disguste, le incomode, lo restrinja, lo reprima, le impida crecer social y patrimonialmente. Según nos cuentan, en Venezuela solo progresa y crece económicamente, una rosca de bandidos cómplices de tanta ignominia, de la mano de la cúpula militar, que a cambio de respaldo incondicional al gobierno, se han llevado la mejor tajada, en la estrategia siniestra de esquilmar el patrimonio de la otrora gran nación.

Se evidencia una fatiga social, en el pueblo Venezolano que quiere ser libre y cambiar de régimen, por más incierto que este cambio parezca; pero esa es la consecuencia de la fatiga popular de una nación que se cansó de tanto desmán y frustración. Estamos frente al comienzo del fin de lo que para millones de Venecos, ha sido una verdadera pasilla. Dicen que en Venezuela, que se han copiado de varias recetas de nuestra gastronomía; están tan hastiados de su presidente, que hasta sacaron el maduro de la Bandeja Paisa. “Ustedes hablan muy bonito y hasta se les entiende; pero nos aburrieron”, dice la mayoría del pueblo venezolano.

Discrepo de quienes descalifican a María Corina Machado, porque dizque representa los intereses más mezquinos y oscuros de es asa nación; que va por lo suyo y representa un bloque de mercenarios venezolanos que se quieren robar toda la riqueza de Venezuela y vender hasta el nido de la perra. Indistintamente que sea cierto o no, lo que dicen de ella, considero que ella es una mujer decidida y de gran valor; que tiene en Jaque al gobierno y está dispuesta a jugar sus restos y no descansará hasta lograr que se respete el resultado de las urnas y tumbar ese régimen de oprobio y desdicha. Otros se van lanza en ristre, contra ese pobre señor Inmundo González, porque según ellos, es el muñeco o títere de la machado, para gobernar. Eso es cierto y todo el mundo lo sabe, porque se ve a primera vista; parece un muñequito de taxi, cuya ternura y mansedumbre se nota a leguas, haciéndome acordar aquella máxima popular, de que, detrás de todo gran hombre hay una gran mujer y detrás de toda gran mujer, hay un gran huevón.

Nadie puede desconocer que esa señora es valiente y meritoria; se manda su propio liderazgo y tumbado; no pudo participar en las elecciones, porque el régimen de Maduro se lo impidió miserablemente, en una burda jugada política y jurídica, facilitada por todo ese concierto de adláteres, que se tomó las instituciones de la democracia y la justicia en Venezuela, puestos por Nicolás Maduro. No olviden que esos liderazgos, aunque odiados muchas veces, son de tal nivel de influencia ante sus huestes, que ahí están (muertos o vivos) y tienen sus seguidores que los aman hasta el final, así cometan delitos, errores o despropósitos; llámense Juan Domingo Perón, Álvaro Uribe o Gustavo Petro, para no ir tan lejos

Tomando apartes de una muy buena columna de opinión del señor Gabriel Ángel Muriel González, publicada el pasado domingo por el diario el espectador, les recuerdo que en sus decisiones, equivocadas o no,”…el pueblo es el poder…. es un ser vivo que evoluciona y se transforma… del pueblo emanan todas las instituciones…. El Estado es la estructura diseñada por el Pueblo con carácter de permanencia para su organización; y diría yo, que el pueblo está en su derecho de hasta decapitar a su opresor, si es que no tiene otra salida y así le toque comer mierda de la buena. Si me insultan por mi modesta opinión, les advierto que no tengo redes sociales y mi mamá ya está advertida.

El establecimiento nacional y los huérfanos del poder, aquí en Colombia, se han rasgado las vestiduras porque el Presidente Petro, no se fue lanza en ristre contra Maduro, por haberse robado las elecciones. Que petición y deseo más torpe de la oposición y los medios de comunicación a su servicio. Tenemos más de 2.000 kilómetros de frontera con Venezuela y el negocio más flaco que podemos hacer, es pelear con quien gobierne ese país, sea de izquierda o de derecha; pues hay intereses económicos multimillonarios, que estarían en juego con una imprudencia como la que piden, y seria condenar a la quiebra y el fracaso a millones de colombianos que viven en la frontera y del comercio bilateral. No seamos tan pendejos para repetir la estupidez de Duque. Celebro la prudencia del presidente Petro en esta especial coyuntura con Venezuela.

Nota de cierre: Ha fallecido el ingeniero Jesús María “Chucho” Rozo, liberal militante de raca mandaca, que se la jugó en paro, por elegir a nuestro presidente Gustavo Petro. Paz en su tumba y nuestras condolencias y abrazo afectuoso a su esposa Josefa y demás miembros de su familia.