Fecha de publicación: 2024-07-08 11:04:37
Suena increíble pero estamos ante la presencia actual de 70 formas distintas de intersexualidad, algo jamás imaginado por nuestros mayores, desde su mundo de la intimidad y del comportamiento social.
2024-07-08 11:04:37
De puertas para adentro, de ellos como parejas y cónyuges, poco se filtraba frente a la vida carnal que cumplían en la época, tal vez antigua, que los vio multiplicarse y poblar el mundo. El placer –esquivo para las mujeres, en su gran mayoría- se daba con la luz apagada, previa muchas veces una andanada de golpes, según el grado de sobriedad del marido para la faena amatoria. Tenía carácter común la violencia intrafamiliar, sin poder chistar nada por aquello que también se conoce como zarandeo –aunque tiene, de mucho antes, un contenido sexual, de golpes y moretones, ‘excitantes’, sado-masoquistas- ante la ley y la autoridad reinantes. Había complicidad hasta de las mismas mujeres con poder civil y penal, político-social, de las figuras públicas femeninas, para intervenir de cara al espinoso tema y trazar los correctivos humanitarios de rigor. El machismo, no en todas las ocasiones, era parte del paisaje cotidiano. Los hombres respetuosos y conscientes siempre han existido para bien de las señoras, pese a ser una minoría en el censo. Se cubrían de pies a cabeza las damas durante el día, por lo general, sin ser islamistas de fe ni nada que se le parezca. El recato y el pudor mandaban en ellas como un hecho consustancial a la denominación de género.
FERTILIDAD EN ALZA
Eso sí: en últimas, los individuos se multiplicaban como curíes…Era la diversión favorita, sin televisión ni medios digitales, acostados desde temprano, a la luz de velas y lámparas, antaño. La salida del armario y el destape ‘visajoso’ moderno parecían lejanos en la vida social. Olían a sacrilegio y a excomunión. Todo indica que había un manejo de las apariencias a instancias de la moralidad férrea con que fueron educados nuestros ancestros y que siempre ha existido esa diferencia en que la mujer no deja de ser una víctima del marido, un alguien inferior. La diversidad de género entonces es inmanejable en términos estadísticos, según las investigaciones publicadas por la televisión institucional, en los canales de la paz. Su caracterización resulta dispendiosa pues una cosa es el género y otra el sexo, en cuanto puede existir una diferencia radical a la hora de prejuzgar o de pre-conceptuar en uso de una opinión pública medible. En el campo Transexual resulta por igual complicado, lo mismo que en la identidad no binaria (no sentirse hombre ni mujer para los efectos civiles y del ejercicio ciudadano), para no citar numerosas particularidades. Así las cosas, la clasificación LGBTIQ+ se queda corta al hablar de una población diversa que respira a nuestro lado, a la vez que camina hacia unos derechos plenos no inventados del todo por el régimen garantista. En un país como el nuestro corren riesgo de muerte violenta los sujetos distintos que expresan su condición de género de manera abierta en sus vecindarios y entornos, con sus mismos amigos y parejas, y a la vez aseguran que el origen de sus preferencias no pasa por lo sexual distorsionado (¿degenerativo?), en el fondo.
