domingo, 15 septiembre 2024
Por: Ricardo Perdomo Pinzón
No me perdí una sola intervención del presidente Petro, en su gira “Salvemos la Selva”, por los departamentos de la Colombia profunda, como se les ha denominado, por los tecnócratas y citadinos, a aquellos departamentos que antaño conocíamos como territorios nacionales, porque no significaban nada para el estado ni para la sociedad colombiana.
…. Dicen los periodistas, empresarios y políticos del régimen.
Su estado natural era la exclusión, el abandono y la desesperanza. Todo ese establecimiento y mafias del narcotráfico que se quieren tragar a Petro, jamás tuvieron una mirada de compasión o apoyo para estas regiones de Colombia y cuando la comenzaron a mirarla, fue para desplazar de sus territorios a sus propios lugareños, para obtener el honroso título de terratenientes, dueños de casi media Colombia.
Salvemos la Selva, es el angustioso llamado presidencial que Petro hace al mundo y a los colombianos; para que detengamos o aplacemos nuestra desgracia final: ¡La extinción de la humanidad! Todos los discursos de Petro frente los estragos del cambio climático, son una verdad de apuño, que hoy estamos evidenciando dramáticamente en todo el mundo, en todo Colombia y en nuestro propio Huila querido.
Frente a la tragedia ambiental que estamos viviendo, Petro no ha dicho nada distinto a lo que la ciencia ha estado prediciendo desde hace 50 años, sobre el cambio climático. La amazonia está llegando a un punto de inflexión, en la que, por cuenta de su tala y deforestación, es probable que no pueda recuperarse ni siquiera con la intervención del hombre, para revertir esa destrucción. Nuestra selva amazónica, no solo es el pulmón del mundo, sino que es el vector que regula el ciclo del agua, que nos permite la existencia; también interactúa con los polos y al presentarse el fenómeno permafrost, no solo aumenta el caudal o nivel de los océanos, que afecta las poblaciones costeras, sino que libera bacterias almacenadas allí, durante millones de años, cuyas consecuencias sobre la humanidad podrían ser destrozas e igualmente demoledoras.
Ha olvidado la humanidad, que la historia del hombre, ha sido modelada y determinada por la historia de la tierra; hemos perdido de vista, que, como seres humanos, somos lo que la tierra ha hecho de nosotros; sin embargo, nuestra soberbia nos ha hecho verla como un cuerpo extraño, del cual podemos usar y abusar. Cuando será que entenderemos de humilde manera, que solo somos una especie más en esta multiplicidad de formas de vida, y comportarnos como eso que somos, de manera metabólica y simbiótica con el planeta, y no como dueños de él, hasta convertirlo en una fuente inagotable de recursos que no tiene, y en el vertedero de nuestros propios desechos. La forma de resolver eso, es repensando el rol de la humanidad en la tierra, empezando por cambiar la forma de producir y consumir. En mi caso personal, decidí contribuir, no comprando más zapatos hasta agotar las casi tres docenas, que locamente he comprado y casi no utilizo; porque casi siempre me pongo los más viejos, que usualmente son los más cómodos para caminar.
Los biólogos han logrado identificar que cada árbol de la amazonia, tiene una interacción con más de cien formas de vida distintas (hongos, plantas, animales, bichos, nacederos de agua, etc.). Cada árbol de nuestra selva amazónica, produce una tonelada de agua o mil litros de agua diarios. Los ríos voladores de que habló Petro con solvencia, tienen un caudal superior al del rio Amazonas, el Misisipi, el Nilo o el Danubio juntos. Ese ciclo de la amazonia, tiene además una interacción con la barrera coralina de Australia y el desierto del Sahara. Se estima que llegan 700 mil camiones de arena del Sahara a la amazonia, flotando por el aire, desde el desierto, atravesando el atlántico; y parte de esa arena, cae al lecho marino, y el resto llega a la amazonia para llenar de nutrientes a los suelos y el bosque amazónico.
Me llamó poderosamente la atención, la advertencia de Petro, en el sentido de que la destrucción de millones de hectáreas de árboles de nuestra amazonia, es la consecuencia de lo que hoy está pasando en Bogotá, que unido a la densidad de la población, la convertirán en una ciudad que se muere de sed y más temprano que tarde, será una metrópoli, del cual emigrarán millones de personas, al paso que vamos.
La tragedia de terror que estamos viviendo en el Huila, por los gigantescos incendios que están consumiendo la vida, la fauna y flora nativa de nuestro departamento, no es un hecho aislado, sino la expresión de un fenómeno complejo que no hemos querido ver y mucho menos comprender. Se llama CAMBIO CLIMATICO, y llego para quedarse, hasta extinguirnos como humanidad, si es que no estamos dispuestos cada uno, a contribuir para parar nuestro propio desastre. Esto no es un castigo Divino, sino el producto de nuestra voracidad y maltrato con la madre tierra.
Petro, como Diomedes Díaz, tiene el don de predecir; y lo hace con la misma naturalidad que lo hacia el Cacique, ante sus seguidores e interlocutores, de una forma tan sencilla y didáctica, como profunda. Lamentablemente, en nuestra intolerancia social, todo lo diga, propone, advierte y pronostica Petro, es objeto de ataques despiadados, irrespetuosos, injuriosos y calumniosos, por el solo hecho de ser un hombre de izquierda, que solitariamente y con valentía extrema, ha venido pisando callos, sin dejarse amedrentar por la mafia política y económica que lo quiere aniquilar.
La Diosa Casandra, de la mitología griega, tenía la virtud de predecir lo que iba a pasar, gracias al don que recibió de Apolo; sin embargo, cuando ella rechazó sus avances, el Dios la maldijo, condenándola a que nadie creyera jamás en sus predicciones; situación que se convirtió en su propia desgracia, porque nadie la escuchaba. Lo mismo le pasa a Gustavo Petro, quien desde hace décadas viene hablando lo que hoy dice; y en la antepasada y pasada campaña presidencial, se burlaron de él porque advertía lo que se le venía a la humanidad y a nosotros mismos, con el cambio climático; o la importancia de lo que sería para la economía nacional, la producción y exportación del aguacate Hass; al punto de que un paisano bárbaro e ignorante, de cuyo nombre no me quiero acordar, dijo que más sabía de economía, su hijita de tres años de edad, que Gustavo Petro. Como huilense, me apena que ese muchacho, haya representado al Huila en el congreso de la república.
Esos periodistas que obedecen a su amo y señor y la clase política que, de la mano de los poderosos del capital, se han prestado para la debacle que hoy vivimos como sociedad; no pierden oportunidad, para controvertir todas las iniciativas del presidente, por buenas que sean; hasta llegar al colmo, de tratarlo como loco, enfermo de odio y el responsable de acabar con el país, como parte de su estrategia para sacarlo del poder, o impedir que en las próximas elecciones les vuelva a ganar. ¡válgame Dios! Ya quisiera tener un loco como Gustavo Petro, para casarlo con dos hermanas solteras que tengo y convertirlo en mi cuñado estrella.
Nota de cierre: Petro remató su gira de salvemos la selva, con una intervención en la Asamblea Nacional Popular, en la Universidad Nacional, en la tarde de ayer. En su fogosa intervención, comenzó a soltar todo lo que sabe, sobre el golpe de estado y/o su asesinato. Dios nos libre de un episodio de esta naturaleza, porque la machetera que se armaría en todo Colombia, nos dejaría a más de uno sin cabeza. Petro no está solo y tiene pueblo a la lata, utilizando su propia expresión. Apacigüemos los ánimos, concertemos reformas de fondo inaplazables y dejémoslo gobernar y terminar su periodo sin obstruirle su labor de gobierno.
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