domingo, 10 agosto 2025
Por: Admin
La reciente decisión del gobierno de Donald Trump de autorizar al ejercito norteamericano a intervenir directamente contra jefes de las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, incluyendo a capos como Nicolas Maduro, Diosdado Cabello y el General Padrino, acompañadas por millonarias recompensas por su captura, marca un punto de quiebre en la lucha mundial contra este flagelo.
A partir de este momento no habrá santuario seguro para quienes dirigen estas redes que envenenan a las naciones y financian la violencia.
Seria ideal que estas ordenes y mecanismos se extendieran también a otros frentes y países en donde operan frentes del crimen organizado, es nuestro caso, en donde directamente y con el apoyo de Venezuela, y la complicidad del gobierno de Gustavo Petro, que los alberga, tenemos grupos muy fuertes como el Clan del Golfo, la Nueva Marquetalia y el Estado Mayor Central de las Farc, estructuras que hoy financian la violencia en nuestro pais y además, ejercen domino territorial mediante el terror y la corrupción. Un esfuerzo coordinado de esta magnitud, que incluya a sus cabecillas en la lista de objetivos prioritarios, enviaría un mensaje inequívoco: Los dias de impunidad para todos ellos, sin importar su bandera o discurso político, ojo Petro, están contados.
Las estructuras de incentivo económico (recompensas millonarias) y sanciones financieras (OFAC; SDGT; KINGPIN ACT) han demostrado ser herramientas eficaces que despliegan fuerza y disuasión.
Pero la acción no debe centralizarse exclusivamente en perseguir a los grandes capos del narcotráfico, sino que debe ocuparse también de destruir los cultivos de coca, en países productores como Colombia y en otras naciones que han tolerado su expansión territorial. Los cultivos de coca en nuestro pais aumentaron entre 2.010 y 2.018 un 72%, pasando de 40.000 hectáreas a 143.000 hectáreas, y en un 61% en 2.022. En 2.024 el área cultivada se aproxima a las 300.000 has.
La producción de clorhidrato de cocaína paso de 310 toneladas métricas en 2010, a 1.120 toneladas métricas en 2.018, y en 2.022 la producción de ese veneno alcanzo la cifra de 1.738 toneladas métricas, en 2.023 llego a la escandalosa cantidad de 2.664 toneladas métricas, sin que se conozca el aumento de esa sustancia criminal en 2.024.
Este es el meollo del problema. En Colombia tenemos la experiencia, cuando se pensó que muerto Pablo Escobar en 1.993 se iba a acababa el sucio negocio y finalizarían los crímenes. Sorprendentemente se multiplicaron las cabezas del monstruo de Lerna. Hay un refrán popular que nos enseña que, a una culebra hay que matarla por su cabeza. Julio Bahamon.
© Dime Media S.A.S. Todos los derechos reservados || Sharrys Tech