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Opinión

domingo, 3 agosto 2025

Parapeto. - Del brutal asesinato, al sicariato moral.

Por: Admin

Hay distintas maneras de eliminar políticamente a un adversario. Una de ellas, la mas brutal, es silenciarlo ordenando su muerte. Así ocurrió en 1.984 con Rodrigo Lara Bonilla, entonces ministro de justicia, quien había emprendido desde el Senado de la Republica una lucha frontal contra los carteles de la droga, en particular contra el cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar Gaviria quien, en 1.985, después del crimen cometido contra Lara Bonilla, y en asocio con el grupo guerrillero M-19 asaltaron a sangre y fuego el Palacio de Justicia. Fue Escobar, junto con Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “El Mexicano”, quienes ordenaron su asesinato.
Cinco años después, el 18 de agosto de 1.989, fue asesinado, por el mismo grupo criminal, Luis Carlos Galán, virtual presidente de Colombia y cofundador con Lara Bonilla del movimiento Nuevo Liberalismo.
En ambos crímenes, no me cabe duda, hubo una participación política de sectores del liberalismo tradicional, especialmente de antiguos seguidores del Alfonso López Michelsen, que nunca nos perdonaron que, debido a la candidatura a la presidencia de Luis Carlos Galán en 1.982, López perdiera su aspiración reeleccionista. En aquellos años Alberto Santofimio Botero y otros dirigentes vieron en Galán y Lara una amenaza a sus estructuras de poder.
Otra forma de acabar con un “enemigo” político, más sofisticada pero igualmente perversa, es mediante el sicariato moral, y eso es precisamente lo que hoy está ocurriendo con el expresidente Álvaro Uribe Vélez. El actual gobierno, liderado por un ex M-19, Petro, declarado adversario político y personal de Uribe, no oculta el respaldo institucional a quienes han instigado su enjuiciamiento, Cepeda, Montealegre y las Farc, ni disimula el regocijo con el que celebran cada paso de su persecución judicial.
Al hombre que no pudieron derrotar en las urnas, al presidente que logro devolverle la seguridad al pais y que lidero una transformación profunda de la nación, hoy buscan crucificarlo no por lo malo que hizo, porque no lo hay, sino por lo bueno que represento para millones de colombianos.
Detrás de todo este montaje también se esconden algunos dirigentes políticos que, tras haber usufructuado el poder gracias a los votos de Uribe, me refiero a Juan Manuel Santos, desde ayer lo viene traicionando con el silencio cómplice, o con calculada felonía.
De ahí que en mi se haya revivido la dolorosa tragedia que sufrimos quienes fuimos amigos y compañeros de lucha de Lara Bonilla y de Galán Sarmiento. A diferencia de ellos, Álvaro Uribe vive, y vivirá por muchos años más, y podrá ver como su pais lo rodeara con júbilo cuando termine esta horrible noche, ¡porque Álvaro Uribe Vélez es inocentes colombianos! Julio Bahamon.

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