Por: Enrique Ramírez - Fecha de publicación: 2025-03-31 08:42:59

"LA VERDAD DESNUDA"

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2025-03-31 08:42:59

"La mentira disfrazada", una leyenda que nos invita a reflexionar sobre por qué, en ocasiones, preferimos la mentira a la verdad. Esta historia fantástica, anónima ha llegado a nuestros días gracias al pintor francés Jean-Léon Gérôme, quien retrató a la Verdad saliendo de un pozo, desnuda y con una expresión de terror. Este cuadro es el resumen perfecto de la historia.

Cuentan que un día la Verdad y la Mentira se cruzaron:
- Buenos días —dijo la Mentira.
- Buenos días —respondió la Verdad.
- Hermoso día —comentó la Mentira.

La Verdad miró al cielo y oteó el horizonte para comprobar si era cierto... Y sí, lo era. Entonces, la Mentira le propuso a la Verdad:
—Vamos a darnos un baño juntas, el agua del pozo es muy agradable.

La Verdad, aún sospechosa, probó el agua y descubrió que realmente era agradable. Así que ambas se desnudaron y se bañaron. Pero, de repente, la Mentira salió del agua y huyó, vistiendo las ropas de la Verdad.

La Verdad, furiosa, salió del pozo para recuperar su ropa, pero, incapaz de ponerse las prendas de la Mentira, comenzó a caminar desnuda por las calles. Al verla, el mundo se horrorizó. La pobre Verdad regresó al pozo y desapareció para siempre, ocultando su vergüenza. Desde entonces, la Mentira corre por el mundo vestida como la Verdad, y la sociedad parece estar feliz con ello, porque el mundo no desea conocer la Verdad desnuda.

La Mentira oculta la Verdad para engañar, manipular y dañar la confianza social. Por otro lado, la Verdad representa lo que se dice y la realidad objetiva, basada en hechos verificables, sin distorsión ni intención de engaño.

Hoy en día, se utilizan estrategias como la repetición y la distorsión de la realidad para influir en la opinión pública. Se crean "bodegas" dedicadas a mentir, repitiendo las falsedades hasta que se aceptan como verdades. En política, se emplean discursos repetitivos o medias verdades para moldear la sociedad. Los algoritmos de las redes sociales amplifican estos mensajes a través de equipos dedicados a difundir la mentira como si fuera verdad. Incluso algunas marcas exageran los beneficios de sus productos hasta que se aceptan como hechos.

Esto es extremadamente peligroso, ya que socava el debate público, la confianza en las instituciones, divide a la sociedad y genera un efecto donde las emociones pesan más que los hechos. Por esta razón, es fundamental fomentar el pensamiento crítico: cuestionar las fuentes, buscar evidencias, identificar sesgos y noticias falsas, y exigir transparencia a líderes y medios de comunicación.

El objetivo de estas estrategias no es solo hacer que la gente crea en una mentira, sino garantizar que nadie crea en nada. Cuando las personas no pueden distinguir entre la verdad y la mentira, ni entre el bien y el mal, quedan completamente sometidas al imperio de la Mentira. Un pueblo privado del poder de pensar y juzgar está, sin saberlo ni quererlo, a merced de quienes manipulan la verdad.

La sabiduría popular y los principios éticos nos recuerdan que "la verdad siempre sale a la luz". A corto plazo, las mentiras pueden dominar, pero "la mentira tiene patas cortas", ya que requiere una narrativa compleja para sostenerse. Como dice la Biblia: "La verdad nos hará libres". Esta confianza nos enseña que, tarde o temprano, los hechos prevalecen.

Sin embargo, mientras la Verdad tarda en emerger, el daño social, político o personal ya está hecho. Por ello, se requiere un esfuerzo colectivo. Como decimos en mi pueblo: "Más fácil se cae un mentiroso que un cojo".

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