Por: Ricardo Perdomo Pinzón

Mis más hermosos recuerdos de la Villa de San Sebastián de la Plata, los edifiqué sin conocerla, a partir de la hermosa canción Noches Plateñas del maestro Jorge Villamil. Con solo escuchar los acordes, la melodía y la letra de la canción, uno siente que ya conoce esa legendaria localidad, que respira paisajes, flores, ganado, agricultura y folclor de una región atiborrada de gente laboriosa, amable y parrandera a más no poder; forjado con testimonios como el de Ana Julia Vargas y su señorío, nos hicieron sonar y cantar tan hermosa obra musical.  Ante la barbarie, todos esos recuerdos nobles y sublimes, por momentos pasan a un segundo plano, para darle paso a la indignación y rabia en el  corazón.

 

El demencial ataque terrorista del que fue víctima el Municipio de la Plata y sus habitantes, solo es posible anidarse en la cabeza de fieras salvajes vestidas en cuerpo humano; en donde la hermandad, el amor al prójimo y la misericordia, están ausentes en su tejido molecular. Ellos jamás recuerdan que una madre los pario y los amamanto; que de niños jugaron con sus hermanitos, primos y amigos, que también fueron inocentes y felices en su niñez, por más pobres y vida difícil que vivieran; ellos no entienden jamás, que el asesinato de uno de los suyos, destruye para siempre, la fe y la alegría de una madre, un hermano, un amigo o una comunidad a quien le desgarran su ser querido o uno de sus miembros.

 

La desesperanza cunde en la región desde hace algunos meses, porque la gente se siente desamparada, por las fuerzas del estado y no hay tertulia o reunión social, en donde no se haga referencia al gravísimo problema de inseguridad que se vive en nuestro departamento, al punto de que ante la evidencia cruel, no hay manera de controvertir al ciudadano o amigo, que se muestra en desacuerdo con la política de paz total buscada por el presidente Petro; pues la generosidad del propósito presidencial frente a la guerrilla y demás grupos armados que nos atormentan y que hoy pululan en el país;  solo se ha obtenido, engaño, narcotráfico, desolación y muerte.

 

Creo que no hay huilense que al ver las horrorosas imágenes de terror, desolación, muerte y llanto, no enlagune sus ojos de lágrimas por lo ocurrido a esos seres humanos que se aprestaban a cumplir con los actos de fe, en la semana santa en el Municipio de la Plata; que cruelmente cayeron a manos de fieras asesinas, que en su falsedad dicen defender en sus comunicados y entrevistas. ¡Con esos amigos, para que enemigos!

 

Ante la evidencia cruel, no hay como impedir que amigos y vecinos, manifiesten que la inseguridad y el crimen, nos tienen en la mierda o en la mismísima letrina del diablo. Como liberal de pensamiento y militante de un proyecto necesario de cambio, no hay lugar a molestarse con quien nos increpa con rabia y dolor, por la extorsión, el boleteo y el crimen de que los huilenses estamos siendo víctimas, a manos de delincuentes y criminales vestidos de camuflado y fusiles de la muerte, para intimidar y someter al ciudadano inerme, ante la falta de protección del estado. Ante semejante tragedia como la ocurrida en el Municipio de la Plata y solidarizado plenamente con el dolor infinito de los familiares que perdieron a sus seres queridos en ese acto terrorista; llego a mi casa sin motivación alguna y me encierro a reflexionar en solitario por la tragedia cotidiana que nos toca vivir, perdiendo fuerzas, la esperanza y hasta mi interés de escribir nuestra columna de opinión semanal para el periódico Opanoticias; cuando de pronto recibo la llamada acosadora de quien me invitó a escribir, suplicándome que le envíe mi columna de opinión y después de una corta perorata, me estimula, para escribir precisamente sobre lo que me causa tanto dolor; y es así como resolví escribir a toda marcha mi columna de hoy, presentando una lectura de los hechos, que van más allá del dolor que a todos nos invade.

 

Creo firmemente que el acto terrorista del que fue víctima el municipio de la Plata, es la respuesta loca y desesperada de estos grupos armados, a la persecución militar, que desde hace unas semanas, viene intensificando el gobierno nacional, con el ejército y las demás fuerzas de seguridad del estado, que le están respirando en la nuca a los máximos cabecillas de estas estructuras armadas y criminales, que están huyendo de la persecución del ejército, que está dirigida no solamente a neutralizarlos físicamente, sino también a neutralizar su negocio del narcotráfico; pues no podemos perder de vista que el municipio dela Plata es tránsito obligado a la bota caucana, que es epicentro y donde se define gran parte del narcotráfico en Colombia.  Bienvenida la acción militar del gobierno, para enfrentar la mayor causa de angustia y dolor en Colombia y el Huila; bienvenido el comando especial del ejército que se ha asentado en el Huila para enfrentar la insurgencia y bienvenida sea, la valor del general Sánchez, que como ministro de defensa y de la mano de todos los generales y demás miembros de la fuerza pública, saben que tienen que jugar sus restos ante la barbarie e inseguridad que nos destruye.