Fecha de publicación: 2024-09-01 11:35:53
Aunque sé que se cuentan por miles de miles, la tragedia que vivimos los padres, que nos vemos enfrentados en el momento menos esperado, a sufrir la partida de un hijito (a), siendo muy chiquitos, por causas que van desde la desesperanza, amenazas a sus padres, el bullyng o intimidación, acoso social, psicológico, o la lectura de un panorama oscuro para su proyecto de vida.
2024-09-01 11:35:53
Confieso que me causo gran impresión ver al presidente Petro, convertido en un padre desolado, triste y derrotado, por la partida de su hijita adorada, Antonella Petro Alcocer; en un gran discurso, pronunciado en Nuqui – Choco, en el simbólico acto de posesión de la Defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz.
Como simple ser humano, me produjo nostalgia ver al presidente Petro atribulado, por semejante suceso; pues con la partida de su hija Antonella, allende las fronteras, es como si le hubieran desgarrado el alma y despojado de su fuerza vital, que le ha permitido ser ese líder corajudo y de combate, que ha salido avante en todas sus batallas. Lo vi amilanado y sometido a reconocer que no fue al XXVII encuentro de la jurisdicción ordinaria, organizado por la Corte Suprema de Justicia, realizado en Quibdó - Choco; porque simple y llanamente estaba desolado, triste, vacío y sin aliento de participar en el trascendental evento de la Justicia Ordinaria y la expresión negra, encabezado por su presidente Gerson Chaverra Castro, negro de origen Chocoano; por más que tuviera pensado un gran discurso, como bien lo anuncio. Hay veces el corazón tiene razones que la razón no comprende.
No he sido un hombre de izquierda, pero como liberal de avanzada, admiro y sigo al presidente Petro; pues reconozco y siento sus buenas intenciones para gobernar un país, infestado de desigualdad y corrupción, a la cual ni su mismo gobierno, ha salido indemne, como bien lo conoce la opinión publica; sin que ello quiera decir que sea un presidente y gobierno corrupto, como así lo han graduado sórdidamente la oposición hirsuta y mediana de nuestro país. A Petro le puede pasar lo de Álvaro Gómez Hurtado; solo después de su muerte, sabremos cuanto nos hizo falta a los colombianos, que hubiera sido presidente, en los años de madurez en el último tramo de su existencia, que se comportó como un verdadero Estadista.
Ha sido muy común que a los presidentes de la república en Colombia, se les metan a la cocina y mortifiquen a sus hijos; pero en el caso Petro, hay una característica especial: Por ser un hombre de izquierda y que se salió del molde presidencial que ha imperado en más de dos siglos y a puesto en peligro muchos “privilegios”, ha sido blanco de toda clase de ataques, sufridos en carne propia, su familia y la de sus hijos; que como en el caso de Antonella, no puede ir a ningún sitio público, porque se encuentra con grupos de desadaptados que la abuchean miserablemente, sin entender que es apenas una niña en trance de adolescencia.
Al igual que miles de padres de familia, he sufrido la partida de nuestros hijos, buscando un mejor futuro. Mis hijos Mariana y Juan José Perdomo Rojas, estando muy chiquitos, tomaron la decisión de partir del nido a buscar un mundo mejor; gracias a Dios, por su propia iniciativa y sin persecuciones de ninguna índole. Su partida me laceró mi alma de padre. A igual que Petro, sentí que tal vez era mi culpa, por ser un ciudadano contestatario e irreverente, que tal vez les di claridad, miedo al futuro o razones para partir; nunca influí en ellos, fue su libre elección y están felices. Solo sé que vivo para apoyarlos, porque son los hijos que quise tener, fertilizando un vientre precioso y puro como el de su madre Clarena, mi esposa. Mi corazón se ha arrugado muchas veces por no tenerlos todo el tiempo para abrazarlos y decirles cuanto los amo, y en mis noches taciturnas, derramo mis lagrimas por ellos; tristeza que sólo apaciguo, gracias a las tecnologías modernas como WhatsApp, que me permite verlos al instante.
Nota de cierre: Le escuche al presidente Petro, en su discurso en Nuqui, la palabra maderamen, que desde el primer momento en que la escuche en la canción la Piragua del maestro José Benito Barros Palomino, me llego al corazón. Miren tanta belleza, en una estrofa de la emblemática Piragua de Guillermo Cubillos:
… “Doce sombras, ahora viejas ya no reman
Ya no cruje el maderamen en el agua
Solo quedan los recuerdos en la arena
Donde yace dormitando la piragua” …