domingo, 15 junio 2025
Por: Admin
Es fácil construir un texto o una intervención oral, teniendo como principio la narrativa del lenguaje, es decir eligiendo las palabras, frases y estructura, que comunique una secuencia de la historia que hemos determinado entregar, a nuestros lectores o interlocutores en determinado momento, la elección del lenguaje o narrativa depende del autor, en qué términos va a construir esa convivencia? y cuál es el mensaje que va a entregar?, las palabras, el vocabulario y las frases que hilará en la obtención de un texto final.
Hoy cuando la narrativa del lenguaje, se ha distraído en términos acusantes, rayando con la decencia de las palabras, buscando la humillación, el irrespeto y la riña directa, por medio de frases, palabras y términos inadecuados, en una conversación, escrita o discurso, llegando a la inducción a la violencia, el maltrato o simplemente hiriendo a cualquier individuo con quien tenga algún desacuerdo político, religioso o de color, se hace necesario revisar cada una de las palabras, frases o términos con los que nos vamos a dirigir a nuestros lectores, oyentes o con quien tengamos una interlocución.
Con una frase o palabra, se puede hacer la guerra o la paz, un término repetido varias veces, cala en la mente de quien lo escucha o lo lee, los calificativos determinan la confianza, el concepto y el pensamiento sobre alguien, un calificativo negativo sobre alguien puede ser el inicio de una distancia entre las personas, pero si el calificativo es positivo es posible un acercamiento de confianza y amistad con alguien lejano de su entorno o cercano de un punto de encuentro.
Tuve la oportunidad de ser parte de un conglomerado de escritores, artistas, músicos, periodistas y líderes nacionales, convocados por la USAID el CEDCIR, la CRUZ ROJA INTERNACIONAL y el gobierno de Colombia, para buscar como ellos lo llamaron “la nueva narrativa del posconflicto” estos eventos se cumplieron durante los acuerdos de paz con la ex Guerrilla de las FARC entre el 2014 al 2017, ahí se buscaba cambiar los términos des obligantes, grotescos y humillantes, por palabras sanas, discursos sin odio, sin rabia, escritos donde se diga la verdad pero sin ofender a nadie.
Desde estas páginas quiero, sin el ánimo de tildar a nadie, con el deseo ferviente del respeto mutuo, desde el lado que venga, pedir que cambien la narrativa de los discursos, de los artículos de prensa, de las conversaciones y del trato que le debemos dar a cada una de esas miles millones de personas, que nos leen y nos oyen, esto puede ser el primer paso para que todos entendamos bajo la firmeza de palabras, términos y frases adecuadas. Hacer un alto en el camino buscando la concordia y el bienestar espiritual. En usted está el cambio.
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