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Opinión

domingo, 7 septiembre 2025

La ESAP y su rostro en el Huila

Por: Admin

La construcción de la sede administrativa de la ESAP, en Neiva, tramitada con el mayor de los anhelos y propósito de región, se ha convertido en una pesadilla que este año ajustan 14 años de ignominia y fracaso de la gestión pública; convertida hoy, en autentico elefante blanco y vergüenza institucional; pues hay enterrados más de cinco mil millones de pesos, de un proyecto que supera los dieciocho mil millones de pesos, abandonados a su suerte y ante los ojos indiferentes de los órganos de control y la dirigencia regional. Esperamos que esta pesadilla llegue a su fin, antes que culmine el gobierno del presidente Gustavo Petro, con la voluntad, civismo y unidad de todas las fuerzas sociales, gremiales y políticas de nuestra región, de la mano de las entidades y autoridades públicas, encargadas de resolver este fracaso del desarrollo regional.

 

A pesar de la frustración y la urticaria que nos produce el balance negativo que tenemos del proyecto de construcción de la sede para la  ESAP en Neiva, es necesario hacer referencia a las circunstancias de tiempo, modo y lugar, del aterrizaje e impacto de la ESAP en el Huila y a un huilense, que ha sido alma y nervio de esta importante entidad de educación y formación de las comunidades y servidores públicos en el Huila y la región Surcolombiana.

 

Al Hablar del fortalecimiento institucional de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) en el sur colombiano,  es inevitablemente hablar, de la gestión visionaria y el liderazgo de uno de sus principales promotores: El administrador público Ulpiano Manrique Plata, egresado de la misma institución y especialista en proyectos de inversión de la Universidad Surcolombiana. Su nombre quedó ligado al nacimiento y consolidación de la Territorial No.15 de la ESAP, creada en el año 2001, cuando con disciplina y capacidad de gestión, logró que la entidad tuviera presencia real y permanente en los departamentos del Huila, Caquetá y Putumayo. Veamos:

 

Los primeros pasos: de la Escuela de Gobierno a la sede territorial

 

El camino no fue fácil. Gracias a las gestiones de Manrique Plata, la naciente territorial encontró su primer espacio en la Escuela de Gobierno del Departamento del Huila, ubicada en el edificio del Infihuila, institución fundada bajo los lineamientos del académico Carlos A. de Mattos (uno de los científicos más relevantes del mundo iberoamericano, de origen Uruguayo), durante la gobernación de Julio Enrique Ortiz. Posteriormente, en la administración de los Gobernadores del Huila Jaime Bravo Motta y Juan Cárdenas Chaves,  la gestión de Ulpiano permitió formalizar la operación de la Territorial Surcolombiana, abriendo así una nueva etapa para la ESAP en la región. Desde ese momento, su liderazgo como primer director territorial no solo permitió darle vida a la institución, sino también posicionarla como un referente de formación académica y de capacitación para el sector público y las comunidades. Durante nueve años de dirección, Manrique Plata abrió camino en escenarios donde antes la ESAP no tenía presencia, logrando credibilidad, alianzas estratégicas y el respaldo de alcaldes y gobernadores.

 

Una labor que trascendió fronteras territoriales

 

El compromiso de Ulpiano Manrique no se limitó al Huila. También asumió responsabilidades como director territorial encargado en Tolima y posteriormente en Nariño, ampliando la huella de la ESAP más allá del ámbito Surcolombiano. Su estrategia siempre se basó en dos ejes: la presencia institucional y la formación de líderes sociales y comunitarios. De esta manera, la ESAP se convirtió en un motor de formación no solo para funcionarios públicos, sino también para comunidades indígenas, campesinas, afrodescendientes y sectores ciudadanos históricamente excluidos.

 

Presencia en los municipios del sur

 

En el Putumayo, su trabajo se recuerda en municipios como Puerto Guzmán, Mocoa, La Hormiga, San Miguel, Orito, Villa Garzón y Puerto Asís. En Caquetá, su gestión alcanzó la capital, Florencia, y se extendió a San Vicente del Caguán, Morelia y otros municipios. En el Huila, la cobertura fue prácticamente total: en los 37 municipios del departamento se abrieron programas de Administración Pública Territorial, llevando educación y capacitación a escenarios que nunca habían contado con esta oferta académica. Esta expansión territorial permitió que cientos de líderes sociales y comunitarios encontraran en la ESAP, una herramienta para su formación y para fortalecer la gestión pública en sus territorios.

 

Formación para líderes sociales e indígenas

 

Uno de los aportes más destacados de la gestión de Manrique Plata, fue la implementación de programas de capacitación orientados a líderes sociales, comunitarios e indígenas. Bajo su liderazgo, la ESAP diseñó y desarrolló procesos pedagógicos que respondían a la diversidad cultural y social de la región, articulando la academia con la vida comunitaria. Entre los programas emblemáticos se encuentran la iniciativa conocida como “El viernes del concejal”, desarrollada en las cuatro subregiones del Huila y replicada en Caquetá y Putumayo y posteriormente a nivel Nacional. Esta propuesta permitió capacitar a concejales, ediles y líderes locales en temas de gestión pública, fortaleciendo la democracia y el ejercicio de la política desde las comunidades.

 

Un compromiso que sigue vigente

 

Hoy, más de dos décadas después de aquella gesta fundacional, Ulpiano Manrique Plata mantiene intacto su compromiso con la ESAP. Junto a un equipo de veedores ciudadanos, lidera las gestiones para que, después de más de 14 años de espera, se materialice la construcción de la sede principal de la Territorial Surcolombiana en Neiva. Ese esfuerzo no solo responde a una deuda histórica con los huilenses, caqueteños y putumayenses, sino que constituye un acto de coherencia con su vida misma, dedicada a la formación, la institucionalidad y el fortalecimiento de la educación pública.

 

Reconocimiento a un gestor visionario

 

Los egresados, estudiantes y comunidades que conocieron de cerca la labor de Manrique Plata, recuerdan con gratitud y admiración a este servidor público y gestor social. Su capacidad de abrir caminos, de tender puentes con las comunidades y de posicionar a la ESAP como una institución cercana y pertinente para el desarrollo regional, lo convierten en una figura clave de la historia reciente de la educación pública en el Surcolombiano. Por ello, este reconocimiento no es solo un homenaje personal, sino también un llamado a perseverar en la tarea que él mismo ha abanderado: lograr que la ESAP cuente con una sede propia en Neiva, símbolo del esfuerzo de toda una región por consolidar una educación pública al servicio del desarrollo y la democracia.

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