Por: Web Master - Fecha de publicación: 2025-03-23 10:22:34

La consulta popular como salida al cercenamiento del debate

El pasado martes 18 de marzo, las calles de Neiva, Pitalito, Garzón y La Plata se volvieron a inundar de gentes diversas, marchando en medio de un apacible clima, en donde se reflejó el sentimiento de alborozo por el reencuentro de miles de personas que han persistido en la lucha por un cambio justo, pero también se plasmó la indignación provocada por el archivo de la Reforma Laboral en la Comisión Séptima del Senado de la República.

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2025-03-23 10:22:34

 

Por: Félix Santiago Peña Homez – Politólogo de la Universidad Surcolombiana

 

Ante la inmensidad de la movilización, quise auscultar la cantidad aproximada de marchantes, por ende, decidí ubicarme en la cola de la marcha -que aún seguía en la calle 21 y todavía no había doblado hacia la carrera 7- y llamé a un amigo que se encontraba en la cabeza de la marcha, quien me manifestó que estaba acercándose a la Alcaldía de Neiva en la calle 10 con carrera 5. Concluí, entonces, que fueron alrededor de 10.000 manifestantes los que salieron a respaldar las reformas planteadas por el Gobierno Nacional.

El antecedente histórico que enmarca la presente coyuntura, se remonta al año 2002, cuando el gobierno de Álvaro Uribe impulsó la Reforma Laboral que fue aprobada en el Congreso de la República mediante la Ley 789 de 2002 e implementada progresivamente mediante decretos reglamentarios. Esta ley fue justificada bajo la premisa de aumentar el empleo a costa de disminuir los derechos laborales de los trabajadores.

Fue de esta manera que, prometiendo 640.000 empleos nuevos - cuyo cumplimiento fue apenas del 20% de esa meta (128.000)-, precarizaron las condiciones laborales de los trabajadores, a través de la reducción del pago de recargos dominicales y festivos y la extensión de la jornada diurna hasta las 10:00 p.m. (desde 2017 es hasta las 9:00 p.m.), lo cual provocó la eliminación del recargo adicional por trabajar en horas extras o nocturnas.

Veinte años después, llegó un Gobierno para plantear una Reforma Laboral que devolviera los derechos perdidos de los trabajadores, mejorara sus condiciones laborales, redujera la informalidad, garantizara estabilidad en el empleo y modernizara el sistema laboral en Colombia.

Entre los puntos claves de esta reforma, se encuentran la implementación de la jornada nocturna desde las 7:00 p.m., el restablecimiento del 100% del pago de festivos y dominicales gradualmente, el incremento de la indemnización por despido sin justa causa, la ampliación de la licencia de paternidad a cuatro semanas, la creación de licencias remuneradas para asistencia a citas médicas de mujeres con endometriosis (dolor incapacitante en la menstruación), la formalización laboral con pago de la seguridad social a 630.000 trabajadoras domésticas, a 2´500.000 trabajadores del campo, a trabajadores de plataformas digitales, del arte y la cultura, a deportistas y a periodistas y, además, el contrato laboral con salario y seguridad social a los aprendices del SENA.

Todo lo anterior, fue echado a la borda por ocho (8) congresistas integrantes de la Comisión Séptima del Senado de la República que votaron a favor de la ponencia negativa de la reforma, generando así el archivo de ésta e imposibilitando que ciento ocho (108) senadores debatieran ampliamente esta iniciativa.

Una de las congresistas que votó para cercenar el debate fue la senadora conservadora Esperanza Andrade, cuyo asiento en el Senado de la República lo asumió de carambola apenas hace un mes debido a la renuncia del senador conservador José Alfredo Marín. Hasta ahora, la gran obra de la senadora ha sido negarles los derechos a las trabajadoras y trabajadores colombianos y tachar de mamertos a quienes la contradicen. ¡Qué gran hazaña!

Como consecuencia, el Presidente Gustavo Petro, amparado en el artículo 103 de la Constitución Política, resolvió convocar a una Consulta Popular para que la ciudadanía decida si está de acuerdo o no con las reformas sociales, en especial, la laboral y la de la salud. Para ello, debe presentar ante el Senado de la República la solicitud con las preguntas que se le consultarían a la ciudadanía. Este órgano tendría un mes para dar el concepto favorable o desfavorable, y si es favorable, el Presidente en un término de ocho días definiría la fecha para la realización de la consulta. En consecuencia, para que esta sea válida, debe votar el 33% del censo electoral, esto es aproximadamente 13´470.000 personas, y mayoritariamente los votos deben ser por el “Sí” con el fin de que el Congreso de la República acoja el mandato popular.

Así que, si ocho congresistas decidieron arbitrariamente acallar el debate, millones de colombianos y colombianas deben pronunciarse y decidir. La gigantesca movilización del pasado martes es una muestra de que la ciudadanía quiere decidir. Los movimientos sociales, los estudiantes del SENA, las universidades públicas y privadas, los sindicatos, los partidos políticos, los colectivos de jóvenes trabajadores, las asociaciones de madres comunitarias, las organizaciones campesinas, los periodistas, las trabajadoras domésticas, los artistas y deportistas y, principalmente, la ciudadanía toda que quiere mejores condiciones de vida para sí misma y sus familias, deben impulsar el Sí en la Consulta Popular. La primera tarea es conformar los Comités por el Sí en el departamento, los municipios, los barrios y las veredas.

Finalmente, desde el análisis político, de los seis congresistas que tiene el Huila, cuatro son de partidos de oposición, una de partido independiente y otra de partido de gobierno. Lo consecuente es que el Partido Conservador y Cambio Radical se opongan a esta iniciativa y que el Pacto Histórico la impulse con vehemencia. La pregunta es sobre la decisión que tomará el Partido Liberal en el Huila, colectividad que se ha beneficiado del gobierno nacional a través del voto positivo por parte de la Representante a la Cámara, Flora Perdomo, a algunas iniciativas trascendentales del gobierno. Ahora que la discusión se encuentra en otro estadio que va más allá de la comodidad del asiento en el Salón Elíptico, ¿impulsarán el Sí en la Consulta Popular? El momento no está para ambigüedades.

 

 

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