domingo, 20 julio 2025
Por: Alfonso Vélez Jaramillo
Si existiera ánimo de justicia en Colombia, todas las víctimas anónimas de la violencia de finales de los años 40 y 50s, tendrían que ser declaradas “mártires de la patria”.
Una época violenta protagonizada por los Chulavitas, los "cachiporros o chusmeros" y el propio Estado colombiano, quienes se sentían orgullosos del color rojo y azul y no como ahora que nadie sabe que es, claro está sin justificar los crímenes.
Liberales y conservadores que no se saben los principios de sus partidos, verdes que no saben que es medio ambiente ni ecología, izquierdistas que al otro día son de derecha, derechistas que se sienten orgullosos de dar bala y antiguos guerrilleros que ahora defienden y hacen parte de los partidos de ultra derecha. .
En las placas de los parques y plazas principales se hace homenaje póstumo a quienes ofrendaron su vida en defensa y en contra de la tiranía española.
Muchos hombres y mujeres fusilados a principios del siglo 19 por el gobierno español han sido declarados héroes y patriotas.
Su único delito: mantenerse erguidos, sin renunciar a su vínculo sociológico y su amor a la patria, ya que tenían principios, valores y respeto por sí mismos
Sus principios no les permitía negar su partido o esconder su “trapo” rojo o azul, de los que eran irrenunciablemente admiradores y seguidores.
Fueron muchos hombres y mujeres desconocidas, a quienes se les sentenció con “Páselo al papayo”, el sitio predilecto del patio de su casa en donde eran asesinados a bala, machete, hacha o cuchillo, inclusive delante de su familia.
La gente no cambiaba de partido ni de color político de un día para otro y lo gritaba sin temor a perder hasta su propia vida.
Antes que renunciar a sus principios preferían coger a sus pequeños hijos, dejaban su tierra y todo lo que poseían y desaparecían sin dejar rastro.
Era la época de los desterrados no existían leyes que los protegiera como se hace con los desplazados de hoy que ofrece a beneficios a quienes logran quedar en la lista, inclusive hay más del 50 por ciento, que no lo es, pero recibe beneficios como desplazados.
Eran casas campesinas de grandes solares y en cada una había mínimo un árbol de papayo que proveía su rica fruta para el sostén de la familia, ese era el sitio predilecto para asesinar la gente que no era de su partido.
En aquella época la gente mantenía una posición política de principios y los dirigentes no saltaban de partido en partido y sentían vergüenza.
Los factores de violencia verdaderamente tienen sus raíces en la intolerancia política, la desigualdad social y económica, la falta de acceso a la tierra, la debilidad institucional, no había oportunidades y la impunidad reinaba.
La violencia de hoy 70 años más tarde se agita por el narcotráfico, la madre de los todos los males, se perdió hasta el pudor en hombres y mujeres.
¿Y por qué motivo pongo de ejemplo el carácter, los principios y los valores de los patriotas de aquella época?, porque así fuera pagando con su vida, no se rendían y seguían siendo liberales, conservadores, de derecha o de izquierda.
Los políticos de hoy dicen sin sonrojarse, “vamos a ver qué partido me da el aval, ni siquiera dicen el partido que mejor interprete mis planteamientos “me voy con el que mejor me vaya bien” ¿y sus principios en donde quedaron?
La violencia política, fue una época de represión sin precedentes en la historia republicana, en la que el Estado a través de sus agentes y colaboradores políticos ejercían su macabro poder, no se respetaban los derechos humanos y se mataba por lo que fuera.
Un poco de historia, los Chulavitas, era un grupo paramilitar o mejor una banda armada adepta del gobierno colombiano regentado por Mariano Ospina y Laureano Gómez, durante el periodo denominado como La Violencia bipartidista de los años 50, tenían funciones de policía secreta y de agentes de terror al servicio del Partido Conservador y el gobierno les daba ayuda y financiación.
Lo alzados en armas eran los liberales o "cachiporros o chusmeros" y más tarde, algunos jefes mutaron o se volvieron comunistas, junto a los Pájaros del Valle del Cauca.
La violencia era bilateral, el estado no le puso cuidado, o mejor los dirigentes políticos no pusieron atención y ese enano se creció, ahora es una guerra multilateral.
El ejército, la guerrilla, los paramilitares, narcotraficantes, los dueños del poder económico, los medios de comunicación y hasta las iglesias evangélicas, tiran para su lado y el pueblo en la mitad engañado y hasta cómplice de la barbaridad.
Si no se para esta guerra, quien donde vamos a ir a parar en Colombia.
Lo peor, con los ojos vendados y no despertamos.
En síntesis, es el conflicto de la Colombia que busca la verdad y la reparación, contra la Colombia que se aferra a la arbitrariedad, el abuso, el despotismo, la ilegalidad y la impunidad, sin importar que venga de donde viniere.
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