jueves, 27 marzo 2025
Por: Alfonso Vélez Jaramillo
El hecho de que Félix León Martínez, director de la ADRES, asegure de manera categórica que están al día con las Entidades Promotoras de Salud EPS, deja sin piso cualquier estrategia administrativa o política injustificable para desmejorar el servicio a millones de desprotegidos pacientes.
La ADRES, es la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia y la directa responsable del giro directo y oportuno de esos dineros.
El funcionario hizo la afirmación ante millones de televidentes, durante el Consejo de ministros que por televisión en directo convocó el presidente Gustavo Petro.
Pertinente, hasta el momento nadie ha salido a desmentir, inclusive el director de la ADRES, exhibió los documentos correspondientes que acreditan su aseveración.
Recalcó sobre el particular que, las obligaciones pagadas cubren hasta marzo, o sea que durante este primer trimestre del año 2025 ya están al día.
Es claro, se evidencia un enfrentamiento con un trasfondo económico, político y un propósito más poderoso de las EPS y dirigentes de la oposición para desacreditar al gobierno.
Esta tensa situación permite inferir que la oposición seguirá y no ahorrará esfuerzos para acosar en los medios de comunicación y las redes sociales al gobierno Petro, con fundamentos o sin ellos.
Así advertimos el escenario y así lo contamos, aunque nos insulten con términos desobligantes algunos descompuestos ciudadanos, no obstante, una inmensa mayoría entiende la situación con preocupación, pero sin pasiones políticas.
La polarización es un arma peligrosa que en un hecho sin precedentes tiene enfrentados a los colombianos, “aparentemente”, por razones de tipo político, que no es un fenómeno cualquiera o de menor envergadura.
Lo peor es que muchos no quieren reconocerlo y se aferran a los términos de izquierda y derecha instigados por quienes son expertos en crear odios irreconciliables entre la ciudadanía.
¿Y por qué aparentemente?
Porque es un tema económico de marca mayor y, sin que se notaran las intenciones, de manera irresponsable, puso el servicio de salud, en la mitad del conflicto político, como si fuera un rehén de la politiquería.
La salud es un derecho fundamental “que debe ser respetado y protegido.” Y, “las EPS tienen el deber de garantizar a los pacientes el acceso efectivo a los servicios de salud bajo los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad…)” Sentencia T-361/14. Aquí o hay discusión.
Igualmente, se puso en evidencia y en el ojo del huracán a la sincronizada oposición, frente al peligro contra la vida de millones de personas, desconociendo la moralidad y la ética, sin importar futuras consecuencias.
Así como se acusa en muchas ocasiona a los actores del conflicto armado de utilizar armas no convencionales, la interrupción del servicio de salud, en este caso, puede ser un arma no convencional para ejercer la política, porque igual atenta contra los derechos humanos.
Es lamentable que las voces moderadas para encontrar soluciones al conflicto entre el gobierno y las EPS, perdieron la influencia y el poder, porque existe, precisamente, ese trasfondo económico y político muy vigoroso. que no atiende a nadie.
No es un secreto que la cercanía de dirigentes políticos y empresarios con el manejo del sistema de la salud, deja entrever que existen tentáculos de empresarios y los medios de comunicación, a través de los cuales conducen la voluntad popular.
La maldita polarización divide, discrepa, separa, genera inestabilidad y lacera el vínculo sociológico. Es la peor enfermedad que haya afectado a los colombianos en toda la historia política republicana.
No hay necesidad de ser un erudito para manifestar que la oposición utilizó los males del sistema de salud para atacar, sin tener en cuenta que muchas personas pueden morir y requieren con urgencia atención médica integral.
A muchos de ellos, ni los medicamentos están siéndole suministrados, pese a la existencia en las bodegas de almacenamiento, como se ha publicado profusamente.
La polarización no solo le hace el quite a los males del sistema de salud, también está acabando con las relaciones familiares y de amistad. Hay familiares y amigos enfrentados por esta causa de trasfondo político.
En anterior oportunidad señalé ¿Cómo se sentirán cuando se miran al espejo, quienes manipulan la información de la salud de los colombianos con fines políticos, al mejor estilo del todo se vale?
Es una grave situación, ante la mirada indiferente de quienes tienen el manejo financiero y operativo y la entrega de medicamentos del sistema de salud, que debe ser oportuno.
Aquí hablo de todos los actores, si son las EPS, las IPS o los funcionarios del gobierno o los politiqueros. Este debe ser asunto del resorte del Código Penal. ¿En dónde está la justicia colombiana?
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