Elegia A Omar Geles: Parte I

Fecha de publicación: 2024-05-26 09:38:02

Elegia A Omar Geles: Parte I

Confieso que se me arruga el alma, escribir esta columna de opinión, por dos circunstancias que me tienen en duelo nostálgico.

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2024-05-26 09:38:02

 

 


  1. Mi ausencia sentimental en el pasado Festival de la Leyenda Vallenata, en homenaje al maestro Iván Villazón. Es la segunda vez que en 28 años no asisto a un Festival Vallenato, por una razón poderosa: ¡Mis hijos, primero!


 

  1. La sorpresiva e inesperada muerte del diablito Omar Geles, que nos ha causado tanto dolor. Vengo siguiendo los pasos de Omar Geles, desde el año 1985, cuando él como acordeonero, en unión de Miguel Morales como cantante, lanzaron al mercado su primer trabajo musical denominado “De Verdad Verdad”, que marcó el destino de ese par de negritos. Todos los temas del LP, pegaron a nivel nacional y quedaron incrustados en la memoria musical de los colombianos. La interpretación del acordeón en manos de Omar Geles y el canto de Miguel Morales, en las obras elegidas en ese trabajo musical; fue el ingreso triunfal a la fama, de aquella pareja de muchachos, por aquel entonces.


 

Antes de coronarse rey profesional vallenato, Omar geles ya mostraba su famosa digitación, ganando en la categoría de aficionado y rey de reyes aficionado; fue para el año 1989, que el diablito Omar Geles, se alza con la corona de Rey Vallenato. Es a partir de ese logro, donde comienza a fraguarse en grande, esa figura descollante de este genio de la música, que algunos miembros de la crítica vallenata, definen como Juglar Contemporáneo. ¿Porque juglar contemporáneo?  Porque en Omar Geles se reunían las tres características de acordeonero, compositor y cantante; características que reunían otros juglares clásicos como Luis Enrique Martínez, Emiliano Zuleta Baquero, Alejo Duran, Toño Salas, Lorenzo Morales, Juancho Polo Valencia, Calixto Ochoa, entre otros grandes juglares del costumbrismo Vallenato.  Paradojas de la vida: Aunque era un artista, acordeonero y compositor de grandes Kilates e importante reconocimiento; es después de su muerte, que se viene a dimensionar en nuestro país y allende las fronteras, su verdadera dimensión, su aporte al folclor vallenato y la línea o significado de sus obras.

 

Por el avance tecnológico de las comunicaciones, el internet y las redes sociales que han convertido el mundo en una aldea, se han visto evocaciones y homenajes a Omar Geles en todas las latitudes del mundo, que han llorado la muerte de este gladiador de la digitación, la composición y el canto vallenato, como si fuera la partida de un ser querido, que azota con dolor el alma de sus seguidores.

 

Omar Geles, era una máquina de producir canciones de gran factura y contenido; era un romántico excepcional, que convertía en hermosas canciones, vivencias del amor y el desamor, ocurridas a él y a muchos seres humanos que sus historias de amor y despecho, le sirvieron de fuente de inspiración, para sus grandes canciones. Por supuesto que muchas de sus obras, también nacieron a partir de encargos y la ocurrencia genial de este negro de oro; que no obstante estar catalogado como uno de los pioneros de la nueva ola del vallenato; sus canciones encajan dentro de la decencia, la poesía y la pluma hermosa de un ídolo del costumbrismo romántico de los últimos tiempos; y tal vez, como Diomedes Diaz, un hombre irrepetible. Sus mil canciones han retumbado el oído de millones de personas en Colombia y el mundo, que llevan sus canciones en el ventrículo romántico de su corazón. Omar Geles era un boticario de la música; pues para cada sentimiento de amor y desamor de una persona, anécdota o hecho terrenal, tenía una canción hermosamente escrita, que nos llega al alma e identificaba con nuestro drama o sentimiento.

 

Omar Geles fue un niño prodigio y cuando su padre compro el acordeón para su hermano Juancho, se apoderó de él y comenzó a tocarlo siendo apenas un niñito, que casi no podía ni cargar o alzar el acordeón en sus primeras presentaciones; instrumento que finalmente le dio la gloria, cuando fue elegido Rey Vallenato, en un combate musical con el Cocha Molina a quien derrotó. Esa disputa fue una batalla entre dos clases sociales: Los ricos del barrio Novalito de Valledupar, que aupaban y vitoreaban al Cocha Molina; y la turba del pueblo negro y pobre, de los barrios Fundadores, Simón Bolívar y 19 de mayo, de Valledupar, que se desplazó como una avalancha, hasta la plaza Alfonso López, para apoyar a su negro grande, en esa noche estelar, que, gracias a su talento, lo convirtió en Rey Vallenato, derrotando al Cocha Molina, su más duro contendor.

 

Nos asombra el amor infinito y superior que Omar Geles profesaba por su madre, quien fuera su guía, socia y aliada, para superar la adversidad del abandono de su padre y con esfuerzo mutuo, encontrar el camino amable de la vida. Su madre fue el centro de gravedad de su vida y obra. El amor por sus hijos y hermanos era evidente en sus ojos, palabras y canciones, que en su nombre e inspiración componía y que se regaron por amplias latitudes de la tierra, como si fueran una pandemia benigna. Recuerdo una noche de tragos y amigos colombianos en la ciudad de Toronto en Canadá; en la que un paisa afectuoso y generoso en todos los sentidos de la palabra, casado con una reconocida odontóloga opita, nos tenía mamados repitiendo una y otra vez, Los Caminos de la Vida; canción emblemática de este coloso del acordeón, la composición y el canto, que ha tenido más de treinta interpretaciones por agrupaciones nacionales e internacionales. Me ha impresionado el homenaje a este barón de la música, en España, Italia, México, Estados Unidos y tantas ciudades más de muchos países del mundo, que hoy lloran su partida.

 

No me da pena reconocer, que siendo yo un poco instruido y conocedor de la música vallenata, no haya identificado tanta canción exitosa que compuso Omar Geles que me gustan a extremo y que inspiran mi amor y admiración por las mujeres: Mi madre, mi esposa, mi hija y mis hermanas; me planto ahí, para no meterme en problemas y que me saquen los chiros de la casa.

 

Omar Geles, así como le compuso canciones a su madre, su esposa, sus hijos, sus mujeres, sus amigos, su pobreza y tanto episodio humano; también compuso canciones a hombres y mujeres que se han descarriado, que les ha permitido quedar bien con Primitiva o Primitivo; con Secundina o Secundino; con Trinidad o don Trino; pues en su amplísima discoteca musical, tenía la canción adecuada para cada una de ellas o ellos, en este valle de lágrimas y cacho venteado; una razón más, para considerarlo el Boticario de la música vallenata.   Lamento profundamente no haber podido tener a Omar Geles, en la Gran Parranda de Clásicos Vallenatos, que he dirigido, aquí en Neiva.

 

 

 

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