EL MOMENTO DEL CAMBIO

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EL MOMENTO DEL CAMBIO


Cerrar las brechas de género no es solo un imperativo moral. La igualdad de género en educación, salud, economía y política conduce al crecimiento económico, reduce la desigualdad de ingresos, la pobreza y mejora los resultados comerciales.

Sin embargo, persisten rezagos significativos en el empoderamiento económico y político de las mujeres en nuestro país. Enfrentamos importantes brechas de género en participación, oportunidades laborales y en empoderamiento político. Si Colombia redobla sus esfuerzos para cerrar estas brechas, se obtendrán numerosos beneficios económicos y sociales.

La paridad de género promueve el crecimiento económico. En un nivel básico, una mayor igualdad de género en la participación económica y las oportunidades impulsará el crecimiento al expandir el tamaño de la fuerza laboral de Colombia, lo que, a su vez, aumentará la producción. Un aumento en la participación de las mujeres en la fuerza laboral también mejorará la productividad agregada al fomentar nuevas ideas para la producción y la gestión. Las mujeres aportamos diferentes perspectivas y aptitudes, lo que hace que nuestro trabajo sea complementario, en lugar de un sustituto perfecto del de los hombres. Por lo tanto, aumentar el número de mujeres en la fuerza laboral de Colombia debería aportar mayores beneficios económicos que un aumento equivalente en el número de hombres.

Cerrar la brecha de género en Colombia en la participación económica también ayudará a reducir la desigualdad de ingresos y la pobreza. La desigualdad de género suele ir de la mano de la desigualdad de ingresos, lo que compromete la sostenibilidad del crecimiento. Las disparidades en los salarios y la participación en la fuerza laboral entre hombres y mujeres aumentan la desigualdad de ingresos y generan un acceso desigual a las pensiones y los beneficios sociales. En Colombia, las brechas salariales y de desempleo van en aumento, las mujeres ganamos menos que los hombres en puestos similares y enfrentamos tasas de desempleo más altas, independientemente de nuestro nivel educativo.

A principios de la década de 2000, la pobreza se redujo significativamente en América Latina debido, en parte, a mayores ingresos en el mercado laboral y tasas de participación de las mujeres, lo que sugiere que promover la inclusión económica de las mujeres puede promover esta reducción de la pobreza. Esto también conducirá a otros resultados positivos de desarrollo humano, dado que la participación de las mujeres en la fuerza laboral se correlaciona con una mayor inversión en educación y salud para los niños y niñas, lo que respalda la reducción de la pobreza, el aumento de la productividad y el crecimiento económico a largo plazo.

Una mayor igualdad de género también mejora los resultados empresariales. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2019, muestra que las empresas con una cultura empresarial inclusiva de género y políticas favorables al género tienen más probabilidades de aumentar la productividad y las utilidades; mayor retención de talento; mayor creatividad, innovación y apertura; mejora de la reputación de la empresa; y un mejor sentido del interés y la demanda del consumidor.

Colombia ha logrado un progreso significativo en la promoción de mujeres en puestos de alto nivel, aunque esto no refleja una mejora importante, no representa con precisión el panorama completo. Todavía no se ha logrado la paridad total de género en los puestos superiores: las mujeres en Colombia generalmente supervisan áreas que posiblemente son menos centrales para el trabajo de la organización, como recursos humanos, relaciones públicas, comunicaciones y administración. Las mujeres siguen estando subrepresentadas en puestos gerenciales en áreas tradicionalmente y estereotipadamente reservadas para hombres. Es necesario que se elimine el paradigma de que existen "trabajos para hombres y para mujeres". En el gabinete ministerial y altos cargos fueron designadas varias mujeres, la expectativa es que se mantenga la idea de la representación paritaria. Sin embargo, más allá de sumar mujeres en los ministerios, también necesitamos que esta administración sea paritaria en todos los niveles (departamentos administrativos, superintendencias y demás entidades descentralizadas), se trata de lograr las reformas con enfoque de género que respondan a necesidades históricas. El Huila necesita una mirada a este territorio, las mujeres y hombres huilenses somos excepcionales, con experiencia laboral, conocedores de las necesidades reales de la región, estamos preparados para asumir cargos de alto nivel en el Gobierno Nacional, entidades descentralizadas y de esta manera realizar aportes importantes al gobierno y en consecuencia el desarrollo de nuestro país.

La mejor herramienta para lograr disminuir la brecha de género es la educación. Invertir en educación es la forma más efectiva de impulsar el capital humano de las mujeres y dar forma a la futura productividad de la fuerza laboral. Colombia ha mejorado notablemente en este frente, pero persisten brechas de género económicas, sociales y políticas del país; centrarse exclusivamente en el logro educativo de las niñas no aborda las estructuras profundas de desigualdad de género reforzadas en y a través de la educación. Por lo tanto, en Colombia se debe trabajar más para ofrecer una educación de calidad para todos e incluir iniciativas transformadoras de género en los currículos escolares. Creciente evidencia muestra que la educación de calidad juega un papel fundamental en la transformación de las actitudes y comportamientos de los niños y los hombres en términos de igualdad de género. Cuando los niños y los hombres tienen un mayor nivel educativo y están empoderados para desafiar y superar las normas de género discriminatorias, muestran actitudes y prácticas más equitativas en cuanto al género.

Cuando las mujeres participamos en la política hay una mayor capacidad de respuesta a las necesidades de los ciudadanos, una mayor cooperación entre partidos y líneas étnicas, y una mayor paz y estabilidad. Las brechas de género en la participación política persisten en Colombia. Las brechas de género son más evidentes a nivel departamental y municipal. La evidencia sugiere que la participación de las mujeres en la política contribuye a una mayor oferta y demanda de oportunidades económicas para las mujeres, lo que impulsa la participación femenina en la fuerza laboral y fomenta el crecimiento económico. Además, promover el empoderamiento político de las mujeres conduce a sociedades más justas, equitativas y pacíficas.

Las elecciones regionales de Colombia en 2019 mostraron un retroceso en el empoderamiento político de las mujeres. Solo dos mujeres fueron electas gobernadoras, tres menos que las electas en 2015. El número de alcaldesas electas también disminuyó levemente, de 134 en 2015 a 132 en 2019, lo que significa que solo el 12% de los municipios de Colombia estarán presididos por una mujer. Lo más notable es que las capitales Bogotá y Santa Marta eligieron alcaldesas por primera vez en la historia.

El bajo acceso de las mujeres a cargos políticos en Colombia se explica en parte por tener menos candidatas. Para las gubernaturas, solo el 12,12% de candidatos fueron mujeres y para las alcaldías el 15,2%. De ellos, el 17,5% fueron electos. Estos números muestran que, a pesar de la ley de cuotas en Colombia, las mujeres continuamos enfrentando barreras significativas a la presencia y participación política. Los esfuerzos limitados para promover y reconocer el liderazgo de las mujeres, los estereotipos sobre las habilidades de liderazgo de las mujeres, el menor acceso a los recursos económicos y la alta carga doméstica, representan algunos de los principales obstáculos para la participación de las mujeres en la política. Sí, algunas mujeres hemos logrado superar estas barreras con gran éxito, pero el campo de juego debe estar nivelado para todas las mujeres.

Cerrar las brechas de género en el empoderamiento económico y político hará que Colombia avance en su camino hacia el desarrollo sostenible. Una mayor participación femenina en la economía y en la política no solo impulsará la economía del país (al aumentar la productividad, diversificar la economía, reducir la desigualdad de ingresos, aumentar la efectividad organizacional, entre otros), sino que también contribuirá a políticas más inclusivas, democráticas y sostenibles. Ahora es el momento de redoblar los esfuerzos para incluir a más mujeres en las esferas económicas, laborales y políticas de Colombia.