Por: Ulpiano Manrique Plata - Fecha de publicación: 2025-05-06 08:19:49
2025-05-06 08:19:49
Colombia llora. Su tierra, regada por la sangre generosa de nuestros soldados, infantes de Marina, policías y aviadores militares, palpita con un dolor profundo, conmovida por el vil asesinato de quienes han jurado defenderla con honor, lealtad y valentía nuestra patria.
Los recientes ataques perpetrados por estructuras criminales como las disidencias de las FARC, el ELN, EL CLAN DEL GOLFO y otras bandas al servicio del narcotráfico no solo enlutan a familias colombianas: son una herida abierta a la soberanía nacional, a la dignidad de nuestras instituciones y a la esperanza de millones de ciudadanos que anhelan vivir en paz.
Nuestros héroes uniformados eran hijos, padres, hermanos, esposos, amigos. Eran colombianos con rostro, con sueños, con el corazón henchido de amor patrio, que aceptaron con gallardía el sagrado deber de proteger a su pueblo, incluso al precio de su propia vida.
¡No cayeron en combate! ¡Fueron vilmente asesinados! Cobardemente emboscados por quienes, parapetados en armas manchadas de sangre y discursos hipócritas, intentan arrodillar la voluntad del Estado y sembrar el caos.
Desde lo más profundo del alma nacional, alzamos un grito de dolor y resistencia. ¡Colombia no puede aceptar con resignación la barbarie! No podemos seguir perdiendo a nuestros mejores hombres y mujeres mientras el país avanza, con dificultad y esperanza, en procesos que buscan la paz. La reconciliación es necesaria, sí, pero debe ir acompañada de memoria, respeto por las víctimas y compromiso real con la verdad y la justicia.
A las familias de nuestros mártires, todo el respaldo, la solidaridad y el abrazo eterno de la Patria. Su duelo es el de una nación agradecida y dolida, que se niega a olvidar, y que debe convertir su dolor en causa y su rabia en justicia.
A nuestro glorioso Ejército Nacional, a la Infantería de Marina, a la valiente Fuerza Aeroespacial Colombiana y a la heroica Policía Nacional: ¡No están solos! Las comunidades los honra y los acompaña. Cada bandera izada, cada himno entonado, cada paso firme de un colombiano, es también un acto de reconocimiento y respaldo a su sacrificio diario.
Los enemigos de la Patria —los que asesinan uniformados, secuestran territorios, trafican armas y destruyen comunidades— no representan ideales ni luchas sociales. Representan la decadencia del crimen, el mercantilismo de la muerte y el desprecio por la vida.
¡Con ellos no se negocia! Con ellos se enfrenta el deber, la ley y el coraje de la Nación.
Hoy, más que nunca, Colombia debe cerrar filas. Que, desde cada rincón del territorio, desde cada institución, desde cada hogar, se escuche el clamor de un pueblo que exige justicia, verdad y acción decidida contra el terrorismo.
Colombia tiene derecho a la paz, pero una paz con dignidad, sin claudicaciones. Una paz construida con memoria, con verdad, y con el honor intacto de sus Fuerzas Militares.
¡Honor eterno a nuestros héroes caídos!
¡Colombia no olvida, Colombia honra, Colombia resiste! Y sobre todo… Colombia exige justicia.
© Dime Media S.A.S. Todos los derechos reservados || Sharrys Tech