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Opinión

domingo, 31 agosto 2025

Cristóbal Cuéllar Quevedo: magistrado, educador y tejedor de sueños colectivos

Por: Ulpiano Manrique Plata

Un hijo de Garzón que se convirtió en juez y mentor

Cristóbal Cuéllar Quevedo nació en Garzón (Huila) en el seno de una familia católica, profundamente comprometida con valores apostólicos que cimentaron su vocación de justicia y estudio. Estas cualidades lo posicionaron como una de las figuras judiciales y académicas más destacadas del departamento.

Contrajo matrimonio con Mariela Trujillo, con quien construyó un hogar lleno de afecto junto a sus hijos Juan Cristóbal, Gustavo Andrés y Ángela María, siempre fiel a su vocación de servicio social. Falleció el 20 de noviembre de 2020, víctima de la pandemia de COVID-19 que golpeó con dureza a Neiva. Más allá de la tristeza de su partida, permanece la huella luminosa de sus enseñanzas: adultos, jóvenes y funcionarios de la rama judicial lo recuerdan como un mentor que no solo abrió las puertas del conocimiento, sino también caminos de vida para alcanzar sus sueños profesionales.

Se graduó como abogado, lo que lo proyectó como un profesional íntegro, comprometido con la ley y el bienestar público.

Inició su carrera en Neiva como juez promiscuo municipal, cargo en el que se distinguió por su rectitud y dedicación. Su disciplina y capacidad culminaron en su nombramiento como magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Neiva, donde ejerció por varios años, dejando huella en la jurisprudencia regional.

Apasionado por la educación, fue cofundador de la Corporación José Eustasio Rivera, impulsando el Bachillerato Nocturno José María Rojas Garrido: una oportunidad para trabajadores del poder judicial y jóvenes con horarios alternativos. Posteriormente, participó en la fundación de la Corporación Universitaria del Huila (CORHUILA), integrando su primer Consejo Superior y contribuyendo a consolidar una universidad que aún es pilar del desarrollo académico regional.

Además de su labor judicial y académica, Cuéllar Quevedo sobresalió como escritor. Su obra Crónica verbal: discursos, ensayos, conferencias recoge sus reflexiones jurídicas, sociales y culturales, y revela una visión humanista y crítica.

Fue, simultáneamente, magistrado, educador, gestor cultural y escritor: un nexo entre la justicia rigurosa y la pasión educativa. Su vida forma parte esencial de la historia del Huila; supo articular la equidad, el conocimiento y el servicio comunitario.

Su memoria permanece viva: en los tribunales donde impartió justicia, en los salones de clase que ayudó a fundar y en las páginas de sus escritos, que aún dialogan con quienes creen en un Huila más justo, culto y humano.

Hoy, cuando el Huila reflexiona sobre su futuro productivo y su vocación académica, la figura de Cristóbal Cuéllar Quevedo vuelve como una brújula moral e intelectual: juez de toga sobria, educador paciente y escritor de palabra clara. Su legado es doble y complementario: en los tribunales dejó el rigor que da confianza a la justicia, y en las aulas de clase sembró la esperanza que abre caminos de superación y dignidad.

Buen día muchas gracias.

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