Al enterarme de la muerte de Vicente Fernandez quisiera compartir un recuerdo que tengo de una visita que le hiciera a mi tío Jorge Villamil cuando estaba en su lecho de muerte.

Siempre que viajaba a Bogotá procuraba visitar a mi tío pues conocía la gravedad de su estado y sabía que sus días estaban contados. En una ocasión al sonar el timbre del apartamento acudí  a abrir la puerta y para mi sorpresa allí estaba el maestro Vicente Fernández.

Me preguntó que si allí vivía su compadre Jorge Villamil a lo cual le respondí que si y que por favor siguiera a su habitación con la seguridad de que Jorge se alegraría mucho de verlo. Al ingresar pude ver como Villamil sonreía y después se fundieron en un interminable abrazo que me conmovió hasta las lágrimas.

Se sentaron a charlar de muchas cosas que habían vivido en Méjico y Jorge parecía haber revivido. No paraba de sonreír y de charlar. Con el paso del tiempo se fue quedando dormido ante lo cual Vicente se levantó y con los ojos llorosos se dirigió a la puerta del apartamento. Al despedirse me dio un fuerte abrazo y me dijo "se nos va mi compadre, por favor cuidelo mucho que es un gran hombre". Todavía tengo el recuerdo de su silueta diluyéndose en la acera y abordando un vehículo que lo esperaba para llevarlo al hotel.