Fecha de publicación: 2024-03-18 10:41:34
Tal vez la vida nos dio la grandiosa oportunidad de abrir por primera vez los ojos ante la luz del universo en medio de un verdadero mar de pautas y lineamientos impartidos en casa que nos vinieron marcando el sendero por donde debería trasegar nuestra existencia terrenal
2024-03-18 10:41:34
Siempre se nos marcó un derrotero a seguir según las enseñanzas, que nos llevarían a una especie de estadio donde juegan la partida los buenos ciudadanos, teniendo en cuenta una serie de normas dictadas siempre bajo las prioridades de auto evaluación y férrea voluntad del esfuerzo.
Se nos enseñó que para estar a tono con el vivir de humanos derechos, debíamos observar comportamientos tendientes a no dañarnos ni dañar a nadie en el entorno bajo el amparo de varias premisas como por ejemplo, el cuido del medio ambiente que va desde mantener la basura en su lugar, ahorrar energía a lo máximo, no cortar los árboles y más bien sembrarlos, hasta el imperativo de acostumbrar la dinámica de las tres erres: Reducir, rehusar y reciclar.
Vimos cómo nos fueron inculcando la importancia de ir cultivando valores cívicos, como el respeto, la tolerancia y el apego a la ley, así cada día se parezcan más a dinosaurios en extinción.
Escuchamos decir muy repetido y claro que para que la cosa marche bien en todo sitio y jornada, no debemos intervenir ni meter las fosas nasales en temas como los de impedirle a nadie que tenga sus creencias o de igual manera, que no crea en nada si eso le hace feliz.
También certeramente nos han dictado cátedra de derechos humanos, que cúmplanse o no, son postulados que exigen a los gobiernos garantizar la vida, la dignidad, la libertad y la igualdad.
Nos han dejado claro que en este circo donde actuamos, los animales juegan un papel de primera importancia que debemos proteger y conservar, como requisitos indispensables para poder aspirar a tener el título de buen ciudadano.
No es de menos monta ni relevancia en este recetario de convenientes y justos comportamientos, que debemos rechazar a toda costa la utilización de todo tipo de violencia en todas nuestras actuaciones y pretensiones cotidianas, si pretendemos pasar nuestros calendarios en ambientes más cálidos y llenos de optimistas y alentadores resultados.
Derivado de estos puntos y muchos otros que no me cabrían en el listado, nos han dejado claro que además cumplir con una cantidad de obligaciones, también tenemos una cantidad de derechos entre otros los de participar, levantar la voz y exigir.
Bueno hellip, en mi casa por ejemplo de niño no fue mucho el jugo que le saqué a estos dos últimos, pues mi padre al igual que muchos viejos de la época nos enseñaron fue a respetar y obedecer, con su consabida frase de autoridad: En esta casa hellip,SE MARCHA, O SE MARCHA!
