En un día como el 20 de noviembre, pero en el año 2008, el Volcán Nevado del Huila experimentó una erupción que desencadenó flujos de lodo o lahares, alcanzando alturas de hasta 30 metros, los cuales descendieron por los ríos Páez y Símbola. Este fenómeno resultó en la destrucción de cultivos, viviendas, la devastación de animales y la pérdida de siete puentes.
A pesar de que este evento podría haberse convertido en un gran desastre con consecuencias mortales para miles de personas en la historia de nuestro departamento y país, no fue así. Esto se debió a la vigilancia activa del volcán Nevado del Huila, al conocimiento que la población tenía sobre la actividad volcánica ya su preparación para hacer frente a situaciones de emergencia.